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Pan de la Palabra


04 Julio 2021

  • DECIMOCUARTO DOMINGO ORDINARIO
  • Verde – Salterio

PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Ezequiel 2, 2-5

En aquellos días, el espíritu entró en mí, hizo que me pusiera en pie y oí una voz que me decía: “Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, porque son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos” Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 33
R/. El Señor escucha el clamor de los pobres.
El Señor escucha el clamor de los pobres / y los libra de todas sus angustias. / Junto a aquellos que temen al Señor / el ángel del Señor acampa y los protege. R/.
Que amen al Señor todos sus fieles, / pues nada faltará a los que lo aman; / el rico empobrece y pasa hambre; / a quien busca al Señor, nada le falta. R/.
Escúchame, hijo mío: / voy a enseñarte cómo amar al Señor, / para que puedas vivir / y disfrutar la vida. R/.

EVANGELIO
Del Evangelio según san Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuch    aba se preguntaba con asombro: “¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Que no es este el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?”. Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo: “Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, solo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.

Palabra del Señor.

 LECTIO DIVINA

Para meditar

La increencia ha existido siempre, y también en nuestro tiempo. La fe es, muchas veces, incómoda y exigente. Cuando no interesa el mensaje se desacredita (o se persigue y elimina) al mensajero. Lo que predicaba Jesús no coincidía con las convicciones de sus contemporáneos. Más bien sacudía los cimientos de todo su sistema religioso. No solo de los escribas y fariseos, sino también, según parece, de sus paisanos. Un profeta siempre resulta molesto. Si lo aceptan, tienen que aceptar lo que predica.

Lo mismo pasa ahora. Lo que predican el Papa o los obispos o en general los cristianos, siguiendo el Evangelio, puede no coincidir con lo que gusta a la mayoría, y sobre todo a los dirigentes de la sociedad, que fácilmente encontrarán excusas para rechazarlo. Es más cómodo refugiarse en el agnosticismo o en la indiferencia.

Encontrarnos en un ambiente de increencia nos puede saber mal, pero no debería extrañarnos, y mucho menos desanimarnos. Peor sería que nosotros mismos, “los de su casa”, los que nos llamamos cristianos practicantes y escuchamos su Palabra y celebramos la Eucaristía, fuéramos flojos en nuestra fe, y por la excesiva familiaridad o la rutina no tuviéramos todo el aprecio y el amor que Cristo se merece. No solo “el mundo”, sino nosotros mismos podemos mostrarnos poco inclinados a hacer mucho caso de los “profetas” que Dios sigue enviando. Esta voz profética nos la hace oír Dios, a veces, por medio de personas importantes o de acontecimientos eclesiales solemnes. Pero otras veces lo hace desde la sencillez de la vida diaria y a través de personas nada importantes, que nos dan ejemplo de fidelidad y de verdadera sabiduría: puede ser Teresa de Calcuta o la familia de al lado, que tal vez nos está dando un testimonio clarísimo, si queremos verlo, de vida según el evangelio de Jesús. Y continuamos tranquilamente nuestro camino, apoyados en mil excusas con las que pretendemos dejar en paz nuestra conciencia.

 

Para reflexionar

¿Cuál es el punto del texto que más te ha gustado o que te ha impactado más? ¿Por qué? ¿Cuál es la actitud de Nazaret para con Jesús? ¿Por qué no creen en Él?

Oración final

Tú, oh Jesús, has sido rechazado por los tuyos en Nazaret, como lo fue el profeta Ezequiel entre los israelitas. El profeta no debe desanimarse ante las dificultades, porque en la debilidad se revela el poder de tu gracia. El profeta es la señal de que el Padre continúa amándonos, llamándonos a la conversión. Envíanos también discípulos que en la fe te reciban como “el Profeta”. Amén.


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