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Pan de la Palabra


16 Agosto 2021

  • Feria o Memoria libre - Semana 20ª del Tiempo Ordinario
  • Verde / Blanco
  • SAN ESTEBAN DE HUNGRÍA

PRIMERA LECTURA
Del libro de los Jueces 2, 11-19

En aquellos días, los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor, dando culto a los ídolos. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses de los pueblos de alrededor, los adoraron y provocaron la ira del Señor; abandonaron al Señor y dieron culto a Baal y Astarté.
Entonces el Señor se encolerizó contra Israel. Los puso en manos de salteadores, que los despojaron, y los entregó a unos enemigos, que los rodeaban y a quienes no pudieron ya hacerles frente. En todas sus campañas la mano del Señor intervenía contra ellos para castigarlos, como el Señor se lo había dicho y jurado, y los puso en una situación desesperada.
Entonces el Señor instituyó jueces, que salvaron a los israelitas de quienes los saqueaban, pero ellos tampoco escucharon a los jueces: se prostituyeron, dando culto y adorando otros dioses; se desviaron muy pronto de la conducta de sus padres, que habían cumplido los mandamientos del Señor, y no los imitaron.
Cuando el Señor les instituyó jueces, Él estaba con el juez y los salvaba de sus enemigos, pues se conmovía ante los gemidos que proferían bajo el yugo de sus opresores. Pero, cuando moría el juez, volvían a caer y se portaban todavía peor que sus padres: seguían a otros dioses, les daban culto, los adoraban y volvían a sus prácticas y a su conducta obstinada. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 105
R/. Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
No exterminaron nuestros padres / a los pueblos que el Señor les había mandado. / Se unieron con paganos / y aprendieron sus prácticas. R/.
Dieron culto a los ídolos / y estos fueron para ellos como una trampa. / Entonces entregaron a sus hijos e hijas / en sacrificio a los demonios.  R/.
Se contaminaron con sus obras / y se prostituyeron con sus acciones. / Por eso el Señor renegó de su pueblo / y estalló su enojo. R/.
¡Cuántas veces los libró, / pero ellos se obstinaron en su actitud! / Entonces el Señor miró su angustia / y escuchó sus gritos.R/.

 

EVANGELIO
Del Evangelio según san Mateo 19, 16-22

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?”. Le respondió Jesús: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. Él replicó: “¿Cuáles?”.
Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.
Le dijo entonces el joven: “Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?”. Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.

 

Palabra del Señor.

 

 LECTIO DIVINA

Para meditar

● Adorar a otros dioses no se refiere solo a un culto litúrgico de fiestas o sacrificios. Conlleva otras cosas: “Emparentaron con los gentiles, imitaron sus costumbres... se mancharon con sus acciones y se prostituyeron con sus maldades”, como dice el salmo. Adorar a Baal suponía un género de vida que no era precisamente el que Israel había pactado con Yahvé, ni en el terreno de la vida sexual ni, sobre todo, en el de la justicia social.

La dialéctica es la misma. Somos débiles y volvemos a las andadas, por más voces proféticas que oímos y por más escarmientos que nos hacen recapacitar. A un período más o menos floreciente, sigue otro de deterioro, en que volvemos a dejarnos contaminar por la mentalidad de los dioses circundantes. ¿Cuántas veces ha habido que acometer reformas en la historia de la Iglesia, porque las cosas no podían continuar como estaban? ¿No ha sido el concilio Vaticano una revisión a fondo de nuestras comprensiones teológicas y de nuestras actitudes vitales? ¿No han tenido que reflexionar seriamente las familias religiosas sobre el camino que han seguido hasta ahora y el que se espera que sigan en el futuro, purificándose de adherencias que las empobrecían y desviaban?

Algo parecido debemos hacer cada uno de nosotros, sobre todo en días de retiro o de ejercicios, o en los tiempos fuertes de la liturgia: examinar la marcha de nuestra vida, para que no se desvíe de los caminos de Dios.

● Muchos cristianos no se conforman con cumplir los mandamientos. Quieren un ritmo de vida más significativo y generoso. Y, en efecto, Jesús nos ha propuesto un estilo de vida más exigente: vende lo que tienes, sígueme. Muchos lo han hecho y han decidido servir a Dios y a sus hermanos en la vida religiosa o consagrada o desde el ministerio ordenado.

No siempre tuvo éxito Jesús a la hora de llamar a sus seguidores. Algunos, como Pedro y los demás apóstoles, lo dejaron todo −redes, barca, casa, familia, la mesa de los impuestos− y lo siguieron. Pero otros creyeron que el precio era excesivo.

Sea cual sea nuestra vocación específica −también la de tantos laicos comprometidos en trabajos apostólicos y misioneros−, hoy nos sentimos interpelados por las palabras de Jesús y animados a renovar nuestro propósito de entregar nuestras mejores energías a colaborar con Él en la mejora de este mundo.

Ya sabemos que, para conseguirlo, hemos de renunciar a ciertas cosas. A Jesús no se le puede seguir con demasiado equipaje. El joven se marchó triste: no logró vencer el apego al dinero. ¿A qué hemos renunciado nosotros? “Vende lo que tienes, dalo a los pobres, sígueme”. Es la aventura de la pobreza o del desapego. Renunciar a algo por una causa noble es lo que más alegría interior nos produce, también en la vida humana.

 

Para reflexionar

¿Sabemos acoger la bondad de Dios en las acciones cotidianas de nuestra vida?

Oración final

Te bendecimos, Padre, porque la mirada de Cristo se posa hoy con cariño sobre nosotros mientras nos invita a seguirlo desprendidos, con las manos vacías y el corazón libre de peso.   Amén.


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