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Pan de la Palabra


11 Septiembre 2021

  • Feria o Memoria libre – Semana 23ª del Tiempo Ordinario
  • Verde / Blanco
  • SANTISIMO NOMBRE DE MARIA

PRIMERA LECTURA
De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6. 9-11

Hermanos: Por lo que se refiere al tiempo y a las circunstancias de la venida del Señor, no necesitan que les escribamos nada, puesto que ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando la gente esté diciendo: “¡Qué paz y qué seguridad tenemos!”, de repente vendrá sobre ellos la catástrofe, como de repente le vienen a la mujer encinta los dolores del parto, y no podrán escapar.
Pero a ustedes, hermanos, ese día no los tomará por sorpresa, como un ladrón, porque ustedes no viven en tinieblas, sino que son hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas. Por tanto, no vivamos dormidos, como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente.
Porque Dios no nos ha destinado al castigo eterno, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Porque Él murió por nosotros para que, cuando Él vuelva, ya sea que estemos vivos o hayamos muerto, vivamos siempre con Él. Por eso anímense mutuamente y ayúdense unos a otros a seguir progresando, como de hecho ya lo hacen.Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 26
R/. El Señor es mi luz y salvación
El Señor es mi luz y mi salvación, / ¿a quién voy a tenerle miedo? / El Señor es la defensa de mi vida, / ¿quién podrá hacerme temblar?R/.
Lo único que pido, lo único que busco / es vivir en la casa del Señor toda mi vida, / para disfrutar las bondades del Señor / y estar continuamente en su presencia.R/.
La bondad del Señor espero ver / en esta misma vida. / Ármate de valor y fortaleza / y en el Señor confía.R/.

EVANGELIO
Del Evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”.
Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y estos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

 

Palabra del Señor.

 

 LECTIO DIVINA

Para meditar
 

Cambiaría bastante nuestra postura para con los demás si recordáramos con sincera humildad que Cristo ha venido a salvarnos a nosotros, en primer lugar. No solo a los que llamamos “pecadores”, sino a nosotros, que somos los primeros.
 

Si los padres en relación con los hijos, o los hijos con los padres, y los educadores para con los jóvenes, y cada uno en su relación con los demás de la familia o de la comunidad, dijéramos desde lo más profundo del ser: “Se compadeció de mí”, “en mí, el primero, mostró Cristo toda su paciencia”, entonces sí podríamos presentarnos como modelos para los demás, porque seguramente lo haríamos, no con aires autosuficientes y farisaicos, sino con humildad de hermanos.
 

Lo haríamos con los mismos sentimientos del salmo de hoy: “Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor... el Señor, Dios nuestro, se abaja para mirar al cielo y a la tierra. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre”. No somos ricos, no somos poderosos, sino pobres y débiles. Así se sentía Pablo en su ministerio. Y así hizo lo que hizo, fiado más de Dios que de sí mismo. Si nos sintiéramos “perdonados”, como Pablo, estaríamos mucho más dispuestos a perdonar a los demás y a trabajar por ellos.
 

¡Qué sabiduría y qué retrato tan exacto de nuestra vida nos ofrecen estas frases! “Lo que rebosa del corazón, lo habla la boca”. Cuando nuestras palabras son amargas, es que está rezumando amargura nuestro corazón. Cuando las palabras son amables, es que el corazón está lleno de bondad y eso es lo que aparece hacia fuera. Tenemos motivos de examen de conciencia, al final del día, si recordamos las varias intervenciones que hemos tenido durante la jornada.
 

Lo mismo con el otro símil de la construcción. A veces el edificio de nuestra personalidad, la fachada exterior, aparece muy llamativo y prometedor. Pero no hemos puesto cimientos, o los hemos puesto sobre bases no consistentes: el gusto, la moda, el interés. No sobre algo permanente: la Palabra de Dios. ¿Nos extrañaremos de que estos edificios, nuestras propias vidas, o las de otros, que parecían muy seguras, se “derrumben desplomándose”?

 

Para reflexionar

¿Estamos realmente convencidos de que “mi vida es Cristo” o sobre qué “demonios” estamos sosteniendo nuestra existencia?

Oración final

Que la savia de tu Espíritu, Señor, dé fruto en nosotros mediante la práctica de las bienaventuranzas y la escucha de tu Palabra en oración y silencio. Porque es en tu amor, Señor, y en tu gracia donde nuestra casa tiene cimiento y consistencia.Amén.


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