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Pan de la Palabra


04 Noviembre 2021

  • Memoria obligatoria – Semana 31ª del Tiempo Ordinario
  • Blanco
  • SAN CARLOS BORROMEO, OBISPO

PRIMERA LECTURA
De la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13, 8-10

Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley. En efecto, los mandamientos que ordenan: “No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás” y todos los otros, se resumen en este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste en amar. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 111
R/.Dichosos los que temen al Señor
Dichosos los que temen al Señor / y aman de corazón sus mandamientos; / poderosos serán sus descendientes: / Dios bendice a los hijos de los buenos. R/.
Quien es justo, clemente y compasivo, / como una luz en las tinieblas brilla. / Quienes compadecidos prestan / y llevan su negocio honradamente / jamás se desviarán. R/.
Al pobre dan limosna, / obran siempre conforme a la justicia; / su frente se alzará llena de gloria..R/.

 

EVANGELIO
Del Evangelio según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y Él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:

“Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo.
Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.
¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”.

 

Palabra del Señor.

 

 LECTIO DIVINA

Para meditar

• En todo grupo humano, y también en las comunidades cristianas, tenemos necesidad de una mayor apertura de corazón. Debemos ser más pluralistas y respetar la conducta de los demás, aunque sea distinta de la nuestra. Debemos saber distinguir lo que es importante y lo que puede dejarse libremente a la conciencia de cada uno. Yo tengo que dar cuenta, ante Dios y ante la comunidad, de mis actos, sin meterme continuamente a fisgonear en lo que hacen los demás, ni perder la paz porque haya diversidad de opiniones y costumbres, cosa que deberíamos considerar como sana.
 

Esto no es una invitación a despreocuparnos de los hermanos y a no buscar su bien. Pablo está hablando de cosas no importantes, en las que con frecuencia solemos fijarnos hasta perder el humor y la caridad. En la vida hay pocas cosas realmente trascendentes: ahí sí debemos poner toda la carne en el asador. Pero en otras muchas, seríamos más felices si consiguiéramos un corazón comprensivo, tolerante, si respetáramos más al hermano y no nos escandalizáramos tan fácilmente de lo que hacen los demás. No vale la pena estar siempre discutiendo ni agriándonos el ánimo por cosas que no tienen importancia: seguramente son buenas las que pensamos nosotros y las que piensan los que hacen lo contrario.
 

• Dios es rico en misericordia. Su corazón está lleno de comprensión y clemencia. A pesar de que nosotros, a veces, nos alejemos de Él, nos busca hasta encontrarnos y se alegra aún más que el pastor por la oveja y la mujer por la moneda.
 

Esta misericordia la emplea, ante todo, con nosotros mismos, que también tenemos nuestros momentos de alejamiento y despiste. Y también con todos los demás pecadores. La Virgen María, en su Magníficat, cantaba a Dios porque “acogió a Israel su siervo acordándose de su misericordia”. Si al pueblo elegido de Israel lo tuvo que perdonar, también a nosotros, que no somos mucho mejores.
 

La lección se orienta a nuestra actitud con los demás, cuando fallan. Sería una pena que estuviéramos retratados en los fariseos que murmuran por el perdón que Dios da a los pecadores, o en la figura del hermano mayor del hijo pródigo que no quería participar en la fiesta que el padre organizó por la vuelta del hermano pequeño. ¿Tenemos corazón mezquino o corazón de buen pastor?
 

Las parábolas nos las narra Jesús para que aprendamos a imitar la actitud de ese Dios que busca a los que han fallado, uno por uno, que les hace fácil el camino de vuelta, que los acoge, que se alegra y hace fiesta cuando se convierten. ¿Acogemos nosotros así a los demás cuando han fallado y se arrepienten? ¿Qué cara les ponemos? ¿Quisiéramos que recibieran un castigo ejemplar? ¿Les echamos en cara su fallo una y otra vez? ¿Les damos margen para la rehabilitación, como Jesús a Pedro después de su grave fallo?
 

Si somos tolerantes y sabemos perdonar con elegancia, entonces sí nos podemos llamar discípulos de Jesús. La imagen de Jesús como Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja descarriada, debería ser una de nuestras preferidas: nos enseña a ser buenos pastores y a no comportarnos como los fariseos puritanos que se creen justos, sino como seguidores de Jesús, que no vino a condenar sino a perdonar ya salvar.

 

Para reflexionar

¿La conversión nos causa alegría y adelanta el gozo del cielo en la tierra? ¿Cómo asumimos en nuestra vida la invitación del beato Santiago Alberione a “vivir en continua conversión?


Oración final
Me abruma el pecado, pero me siento seguro, porque sé que es precisamente ahí en donde tú te haces presente, compartiendo la mesa de mi vida. Te doy gracias porque una vez más has obrado el milagro de salvarme.Amén.


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