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Pan de la Palabra


04 Enero 2022

  • Feria - MARTES DEL TIEMPO DE NAVIDAD
  • Blanco
  • Santa Isabel Ana Bayley

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta de san Juan 3, 7-10

Hijos míos: No dejen que nadie los engañe. Quien practica la santidad es santo, como Cristo es santo. Quien vive pecando, se deja dominar por el diablo, ya que el diablo es pecador desde el principio.
Pues bien, para eso se encarnó el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. Ninguno que sea hijo de Dios sigue cometiendo pecados, porque el germen de vida que Dios le dio permanece en Él. No puede pecar, porque ha nacido de Dios.

En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo aquel que no practica la santidad, no es de Dios; tampoco es de Dios el que no ama a su hermano.    

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 97
R/. R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.

•    Cantemos al Señor un canto nuevo, / pues ha hecho maravillas. /Su diestra y su santo brazo / le han dado la victoria. R/.
•  
 Alégrense el mar y el mundo submarino, / el orbe y todos los que en él habitan. / Que los ríos estallen en aplausos / y las montañas salten de alegría. R/.
•  
 Regocíjese todo ante el Señor, / porque ya viene a gobernar el orbe. / Justicia y rectitud serán las normas / con las que rija a todas las naciones. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Este es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscan?”. Ellos le contestaron: “¿Dónde vives, Rabí?”. (Rabí significa ‘maestro’). Él les dijo: “Vengan a ver”.
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que quiere decir ‘el ungido’). Lo llevó a donde estaba Jesús y este, fijando en él la mirada, le dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás” (que significa Pedro, es decir, ‘roca’).

Palabra del Señor.

 

 LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

Ser cristiano hoy es ser testigo entre los hombres, nuestros hermanos, de la fe en Jesucristo resucitado, salvador del mundo. Como testigos, hemos de mostrar en nuestra vida de bautizados, de creyentes y de redimidos que Jesús ha vencido el pecado en nuestra propia vida, porque Él nos hace hijos de Dios y nosotros hemos adoptado los sentimientos de Cristo y las actitudes evangélicas que Él expresó en las bienaventuranzas: pobreza, mansedumbre, hambre y sed de justicia, misericordia, limpieza de corazón, paz, solidaridad, reconciliación y fraternidad.

Si de verdad queremos demostrar que “hemos encontrado al Mesías”, a aquel que da sentido a la historia humana, a la esperanza de los hombres y a nuestro propio caminar por la vida, hemos de proclamar de palabra y de obra que Jesús, en posesión plena del Espíritu, es la luz para las zonas oscuras de la vida y de la historia, y por su resurrección de la muerte hace posible la esperanza en un futuro mejor, la fe en el hombre y la transformación social mediante la única revolución eficaz: la conversión personal al amor y a la justicia.

Hemos de testimoniar alegremente que Jesucristo no es un mero recuerdo histórico. Es muy importante percibir y presentar a Cristo como de hecho es en realidad: no una figura del pasado que nació y vivió en Palestina hace veinte siglos, sino una persona de hoy, viva, cercana a nosotros y amigo personal de cada uno. El Jesús de nuestra fe es el Señor resucitado, centro de la historia humana y única salvación para el hombre y el mundo actuales. En Él está la razón de nuestra fe y el fundamento de nuestra esperanza.

 

para reflexionar

• Cristo siempre sale al encuentro y nos pregunta con interés sobre nuestra inquietud y se ofrece a acompañarnos. Las primeras comunidades atraían por su acogida, aun antes de que ofrecieran la luz y la doctrina del Maestro. ¿Nos encontramos en la misma disposición?

 

ORACIÓN

Te pedimos, Señor, que nuestras comunidades sean espacio de acogida, escucha y ternura para cuantos tienen hambre y sed de ti sin saberlo. Amén.

 


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