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Pan de la Palabra


16 Abril 2022

  • SÁBADO SANTO - Vigilia Pascual en la Noche Santa - Oficio: Propio
  • Blanco
  • Santa Bernardita Soubirous

PRIMERA LECTURA

Del libro del Génesis 1, 1–2, 2

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: “Que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras”. E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del segundo día. Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y “mar” a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”. Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra”. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día. Dijo Dios: “Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes y revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo”.

Creó Dios los grandes animales marinos y los vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también el mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra”. Fue la tarde y la mañana del quinto día. Dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras, según sus especies”. Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles, cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen fruto y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del sexto día. Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 103
R/. Bendice al Señor, alma mía.

• Bendice al Señor, alma mía; / Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. / Te vistes de belleza y majestad, / la luz te envuelve como un manto. R/.
• Sobre bases inconmovibles / asentaste la tierra para siempre. / Con un vestido de mares la cubriste / y las aguas en los montes concentraste.
 R/.

• En los valles haces brotar las fuentes, / que van corriendo entre montañas; / junto al arroyo vienen a vivir las aves, / que cantan entre las ramas. R/.

• Desde tu cielo riegas los montes / y sacias la tierra del fruto de tus manos; / haces brotar hierba para los ganados / y pasto para los que sirven al hombre. R/.

• ¡Qué numerosas son tus obras, Señor, / y todas las hiciste con maestría! / La tierra está llena de tus creaturas. / Bendice al Señor, alma mía. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

Del libro del Génesis 22, 1-18 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 15
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

 

TERCERA LECTURA

Del libro del Éxodo 14, 15–15, 1a

SALMO RESPONSORIAL
Éxodo 15
R/. Alabemos al Señor por su victoria.

 

CUARTA LECTURA

Del libro de Isaías 54, 5-14

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 29
R/. Te alabaré, Señor, eternamente.

 

QUINTA LECTURA

Del libro de Isaías 55, 1-11

SALMO RESPONSORIAL
De Isaías 12
R/. El Señor es mi Dios y salvador.

 

SEXTA LECTURA

Del libro de Baruc 3, 9-15.32–4, 4

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 18
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

 

SEPTIMA LECTURA

De la profecía de Ezequiel 36, 16-17a.18-28

SALMO RESPONSORIAL
De los salmos 41 y 42

R/. Estoy sediento del Dios que da la vida.

 

EPÍSTOLA
De la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque, si hemos estado íntimamente unidos a Él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado. Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con Él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre Él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra del Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 117

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

• Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, / porque tu misericordia es eterna. / Diga la casa de Israel: / “Su misericordia es eterna”. R/.
• La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es nuestro orgullo. / No moriré, continuaré viviendo, / para contar lo que el Señor ha hecho.
 R/.

• La piedra que desecharon los constructores, / es ahora la piedra angular. / Esto es obra de la mano del Señor, / es un milagro patente. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 1-12

El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Recuerden que cuando estaba todavía en Galileales dijo: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día resucite’”. Y ellas recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los Apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la madre de Santiago) y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían desvaríos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero solo vio los lienzos y se regresó a su casa, asombrado por lo sucedido.

 

Palabra del Señor.

 

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• Liturgia bautismal de la pascua. En el sábado santo celebramos durante el día la sepultura del Señor, y por la noche la gran vigilia pascual de la resurrección gloriosa del Señor, que constituye la cumbre de todo el año litúrgico. En las lecturas bíblicas de la vigilia pascual tenemos un resumen de toda la historia bíblica desde la creación, pa­sando por el éxodo y la pascua de Egipto, hasta culminar en la resurrección de Jesús.

 

La vida nueva con Cristo resucitado. La gran fiesta cristiana es Pascua de resurrección. Tan es así que el misterio pascual es lo que celebramos constantemente a lo largo de todos los domingos y fiestas del año litúrgico e incluso en la Eucaristía diaria. La vigilia pascual, con el fuego nuevo y la luz del cirio, que representan a Cristo, expresa alegremente nuestra fe comunitaria en la liberación del hombre envejecido por el mal, mediante la creación del hombre y mundo nuevos en Cristo resucitado. Dios ha dado el primer paso en la resurrección de Jesús.

 

Cristo resucitado es el nuevo Adán que restituye al hombre, imagen del Dios de la vida, la dignidad perdida por el pecado. Desde entonces son posibles en nuestro bajo mundo la esperanza, la libertad, la alegría y la solidaridad humanas, porque Jesús resucitado establece y consolida el Reino de Dios en la tierra de los hombres. Él nos posibilita la vida nueva de seres regenerados y redimidos del pecado, que es la antigua condición y la vieja levadura.

 

para reflexionar

• ¿Estamos dispuestos a replantear nuestra vida a la luz de la resurrección, que implica despojarnos de las ataduras del pecado, para unirnos al hombre santo, que es Cristo?

 

ORACIÓN

Señor de la vida, te damos gracias porque nos llenas de gozo con ocasión de la fiesta anual de resurrección de Jesucristo. Ayúdanos para que, renovados por la gran alegría experimentada por la comunidad, trabajemos siempre por vencer los signos de la muerte y hacer crecer la vida, hasta que experimentemos la plenitud del Reino de Dios. Amén.

 


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