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Pan de la Palabra


04 Julio 2022

  • Semana 14ª del Tiempo Ordinario
  • Verde / Blanco
  • SANTA ISABEL DE PORTUGAL

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Oseas 2, 16.17-18.21-22

Esto dice el Señor: “Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto y le hablaré al corazón. Ella me responderá allá, como cuando era joven, como el día en que salió de Egipto. Aquel día, Palabra del Señor, ella me llamará ‘Esposo mío’, y no me volverá a decir ‘Baal mío’. Israel, yo te desposaré conmigo para siempre. Nos uniremos en la justicia y la rectitud, en el amor constante y la ternura; yo te desposaré en la fidelidad y entonces tú conocerás al Señor”. 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 144
R/.
 El Señor es compasivo y misericordioso.

• Un día tras otro, Señor, bendeciré tu nombre / y no cesará mi boca de alabarte. / Muy digno de alabanza es el Señor, / por ser su grandeza incalculable. R/.
• Cada generación a la que sigue / anunciará tus obras y proezas. / Se hablará de tus hechos portentosos, / del glorioso esplendor de tu grandeza. R/.

• Alabarán tus maravillosos prodigios / y contarán tus grandes acciones; / difundirán la memoria de tu inmensa bondad / y aclamarán tus victorias. R/.

• El Señor es compasivo y misericordioso, / lento para enojarse y generoso para perdonar. / Bueno es el Señor para con todos / y su amor se extiende a todas sus criaturas. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante Él y le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”. Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: “Con solo tocar su manto, me curaré”.

Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer. Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas, y el tumulto de la gente y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida”. Y todos se burlaron de Él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y esta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• Hoy leemos como evangelio dos milagros de Jesús, incluido uno en otro: curación de la hemorroísa y resurrección de la hija de un jefe de la sinagoga, cuyo nombre conocemos por el lugar paralelo de Marcos. Aparece una vez más el corazón bondadoso de Cristo, que se compadece de la humanidad doliente. Tanto el dolor físico de la mujer, que lleva doce años padeciendo hemorragias, como el dolor moral de Jairo, que ve cómo su hija se le muere en las manos, encuentran eco en Jesús, que, profundamente humano, refleja el amor paternal de Dios al hombre, su criatura.

 

En este sentido es también significativo el detalle que reseña Marcos en su relato y que pasa por alto Mateo. Una vez que, al mandato de Jesús, la niña muerta se incorpora, él dice a los familiares que le den de comer. Detalle banal a primera vista, sobre todo después del hecho deslumbrante de resucitar a un muerto, pero hondamente humano y natural, propio de quien no se engríe ni se hace el solemne.

 

En la resurrección de la hija de Jairo, como en los otros dos relatos similares: Lázaro e hijo de la viuda de Naín (Lc 7, 11ss), vemos, con la primitiva comunidad cristiana, un anticipo del triunfo personal sobre la muerte por parte de quien es Él mismo la resurrección y la vida, Cristo Jesús. Por eso dijo Él que la niña estaba tan solo dormida, lo que hizo reír a los que nada comprendían de su persona. Lo mismo afirmó Jesús en el caso de Lázaro ya difunto (Jn 11, 13). Para el creyente en Cristo la muerte no es un absurdo ni el final en la nada, sino un sueño cuyo despertar es la resurrección de “los que se durmieron en el Señor”.

 

para reflexionar

• ¿Estamos creciendo realmente en la experiencia del amor de Dios, que motiva nuestra conversión y santificación?

 

ORACIÓN FINAL

El contacto contigo en tu Palabra y tus sacramentos despierta, Señor, tu gesto creador, que da vida al hombre. Haznos hoy testigos con Cristo de ese tu amor que hace presente el Reino y rejuvenece los corazones. Amén.

 


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