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Pan de la Palabra


04 Agosto 2022

  • Memoria obligatoria – Semana 18ª del Tiempo Ordinario
  • Blanco
  • SAN JUAN MARÍA VIANNEY, PRESBÍTERO

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Jeremías 31, 31-34

“Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos. Esta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: ‘Conoce al Señor’, porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 50

R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

• Crea en mí, Señor, un corazón puro, / un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. / No me arrojes, Señor, lejos de ti, / ni retires de mí tu santo espíritu. R/.
• Devuélveme tu salvación, que regocija, / mantén en mí un alma generosa. / Enseñaré a los descarriados tus caminos / y volverán a ti los pecadores. R/.

• Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios / y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. / Un corazón contrito te presento, / y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”. Luego les preguntó: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías. A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• La comunión eclesial. La piedra angular y el cimiento de la Iglesia es Cristo mismo, como dice san Pablo repetidas veces; por eso no la derrotará el poder del infierno, o “puertas del Hades” según el original griego, como personificación aquí de la muerte y del mal. No obstante, por disposición de Jesús, el cimiento visible de la permanencia y comunión eclesiales es la cátedra de Pedro, su vicario, en colegialidad con los obispos, sucesores de los apóstoles.

 

La “comunión” es un concepto básico en la actual visión teológica de la Iglesia. Pero es también uno de los aspectos que la historia de las herejías y cismas ha evidenciado como más vulnerable, por varias razones: intransigencia de unos y de otros cuando surgen situaciones conflictivas; actitud autónoma respecto de la Iglesia institucional por parte de algunos fieles que, no obstante, se dicen creyentes, si bien más o menos practicantes, y, finalmente, por una actitud de crítica destructiva, reduccionista e insolidaria ante los inevitables fallos humanos de los miembros que componemos el pueblo de Dios, la Iglesia de Cristo.

 

Son los nuevos “cristianos sin Iglesia”, cuya ruptura de la comunión eclesial y cuyo grado de distanciamiento, tanto a nivel ideológico como práctico, tanto en el sector popular del hombre de la calle como en minorías más críticas y promocionadas cultural y religiosamente, varían según casos, formación y situaciones.

 

La crítica es un derecho legítimo de personas adultas; pero no es constructiva más que cuando es solidaria y, en este caso, autocrítica, pues todos somos miembros del mismo cuerpo. En la praxis de la comunión eclesial la clave la dio hace mucho san Agustín: “Unidad en lo necesario, pluralismo en lo opcional y amor siempre y en todo”. El diálogo, el respeto y la caridad fraterna son la esencia de la comunión eclesial, del pueblo de Dios, animado por los pastores que Cristo le da.

 

REFLEXIONEMOS

• ¿Cómo estamos formando nuestra conciencia, para poder encontrar en ella la guía que nos orienta en el camino de la vida según la voluntad del Señor?

 

OREMOS JUNTOS

Creemos en la Iglesia, que es comunión de hermanos presidida por los pastores que Cristo le dio. Haz, Señor, que tu pueblo se mantenga unido para que, perseverando en la fracción del pan, tengamos un solo corazón y una sola alma. Amén

 


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