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Pan de la Palabra


06 Septiembre 2022

  • Semana 23ª del Tiempo Ordinario
  • Verde
  • San Magno de Füssen

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 1-11

Hermanos: Cuando alguno de ustedes tiene algo contra un hermano, ¿cómo se atreve a llevar el asunto ante los tribunales paganos y no ante los hermanos? ¿No saben que los hermanos van a juzgar al mundo? Y si ustedes van a juzgar al mundo, ¿no son acaso capaces de juzgar esas pequeñeces? ¿No saben que vamos a juzgar a los ángeles? Pues, cuánto más los asuntos de esta vida. Sin embargo, ustedes, cuando tienen que resolver asuntos de esta vida, se los llevan a los que no tienen ninguna autoridad sobre la comunidad cristiana. ¿No les da vergüenza? ¿De modo que no hay entre ustedes ninguna persona competente, que pueda ser juez de ustedes, y van a pleitear, hermano contra hermano, ante los infieles? El mismo hecho de que haya pleitos entre ustedes ya es una desgracia. ¿Por qué mejor no soportan la injusticia? ¿Por qué mejor no se dejan robar? Pero no, ustedes son los que hacen injusticias y despojan a los demás, que son sus propios hermanos.

¿Acaso no saben que los injustos no tendrán parte en el Reino de Dios? No se engañen: ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores tendrán parte en el Reino de Dios. Y eso eran algunos de ustedes. Pero han sido lavados, consagrados y justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por medio del Espíritu de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 149

R/. El Señor es amigo de su pueblo.

  Entonen al Señor un canto nuevo, / en la reunión litúrgica proclámenlo. / En su creador y rey, en el Señor, / alégrese Israel, su pueblo santo. R/.
• En honor de su nombre, que haya danzas, / alábenlo con arpa y tamboriles. / El Señor es amigo de su pueblo / y otorga la victoria a los humildes. R/.

• Que se alegren los fieles en el triunfo, / que inunde el regocijo sus hogares, / que alaben al Señor con sus palabras, / porque en esto su pueblo se complace. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• En la fe de la Iglesia apostólica. El título de apóstol no fue exclusivo de los doce; en el Nuevo Testamento también se aplica a otros como san Pablo, Bernabé y los primeros misioneros del Evangelio. Incluso todo cristiano es apóstol en la medida en que sirve a la misión de la Iglesia y aporta el testimonio de Cristo con su vida y su palabra. De ahí el término “apostolado”. Jesús continúa llamando a la aventura de la fe y a su seguimiento a hombres y mujeres de toda raza y condición. En nuestro bautismo Cristo nos llamó por nuestro nombre, como a los apóstoles, a vivir con Él, seguir sus pasos y comunicar nuestra fe a los demás.

 

En la comunidad eclesial, como en la vida, nadie parte de cero. Todos somos herederos del pasado; y el futuro heredará nuestro presente. Somos herederos de la fe bimilenaria de los apóstoles a través de generaciones de cristianos que creyeron en Cristo y lo siguieron al ritmo diario de los sufrimientos y esperanzas de la humanidad. Y las próximas generaciones la recibirán de nosotros.

 

Por tanto, nadie es insignificante en el designio de Dios. Somos un eslabón de la larga cadena de transmisión de la fe; somos tan solo un minuto, pero necesario, en el reloj de Dios y de su historia de salvación. Situados en el punto medio entre el pasado y el futuro, nuestra responsabilidad de creyentes y de testigos es que la antorcha de la fe no se apague en nuestras manos y seamos capaces de pasar el testigo a los que nos relevan en la carrera.

 

Creemos basados en la palabra y el testimonio de los apóstoles, que fueron testigos oculares de Cristo resucitado y como tales se proclamaron. Testigos tan cualificados como indica esa palabra en griego: “mártires”, que dieron su vida por Cristo y por el Evangelio. Su testimonio es fidedigno y de plena credibilidad; es la base de la fe de cuantos no vimos personalmente a Cristo, pero creemos en Él como Señor resucitado que da vida eterna a cuantos lo aceptan y lo siguen.

 

Desde entonces la fe de los apóstoles, el credo apostólico, es la fe del nuevo pueblo de Dios que es la Iglesia, que somos todos nosotros.

 

para reflexionar

• Las decisiones más importantes de nuestra vida ¿las hemos tomado en el monte, es decir, en un clima de confianza y total apertura a la voluntad de Dios?

 

ORACIÓN FINAL

Señor, no permitas que la antorcha de la fe se apague en nuestras manos, sino que transmitamos su llama a las nuevas generaciones. Haz de tu Iglesia un hogar de amor y alegría para un mundo que camina en tinieblas buscando la luz. Amén.

 


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