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Pan de la Palabra


27 Septiembre 2022

  • Memoria obligatoria – Semana 26ª del Tiempo Ordinario
  • Blanco
  • SAN VICENTE DE PAÚL, PRESBÍTERO

PRIMERA LECTURA

Del libro de Job 3, 1-3.11-17.20-23

Job abrió sus labios y maldijo el día de su nacimiento, diciendo: “¡Maldito el día en que nací, la noche en que se dijo: ‘Ha sido concebido un varón’! ¿Por qué no morí en el seno de mi madre? ¿Por qué no perecí al salir de sus entrañas o no fui como un aborto que se entierra, una creatura que no llegó a ver la luz? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me amamantaron? Ahora dormiría tranquilo y descansaría en paz, con los reyes de la tierra, que se construyen mausoleos, o con los nobles, que amontonan oro y plata en sus palacios. Allí ya no perturban los malvados y forzosamente reposan los inquietos. ¿Para qué dieron la luz de la vida a un miserable, aquel que la pasa en amargura; al que ansía la muerte, que no llega, y la busca como un tesoro escondido; al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir la sepultura; al hombre que no encuentra su camino, porque Dios le ha cerrado las salidas?”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 87

R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.

• Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, / de noche grito en tu presencia. / Que llegue hasta ti mi súplica, / presta oído a mi clamor. R/.
• Porque mi alma está llena de desdichas / y mi vida está al borde del abismo; / ya me cuentan entre los que bajan a la tumba, / soy como un inválido. R/.

• Tengo ya mi lugar entre los muertos, / igual que los cadáveres que yacen en las tumbas, / de los cuales, Señor, ya no te acuerdas, / porque fueron arrancados de tu mano. R/.

• Me has colocado en el fondo de la tumba, / en las tinieblas del abismo. / Tu cólera pesa sobre mí, / y estrellas contra mí todas tus olas. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 51-56

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”. Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• No violencia, sino amor paciente. Ante el hecho, la reacción de Santiago y Juan fue de venganza a lo divino, presuntuoso remedo del profeta Elías: “Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?”. Con razón dio Jesús a los dos hermanos el sobrenombre de “hijos del trueno”. Pero Cristo, que rechazó siempre la violencia como método del Reino, e incluso como defensa personal, los regañó diciendo: “No saben de qué espíritu son. El Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos”.

 

Los discípulos que van acompañando al mesías en su camino hacia Jerusalén no tienen todavía ideas claras de lo que este seguimiento significa. Son todavía deudores de las viejas categorías mesiánicas del poder y del dominio triunfalista. Por eso no saben encajar el rechazo de los samaritanos.

 

Jesús deja en claro que su seguimiento no es motivo, ni siquiera ocasional, de intransigencia, intolerancia y fanatismo religioso; algo que, por desgracia, podrían testificar hechos de la historia pasada y presente. Seguir a Cristo y profesar su Evangelio no es aplastar y avasallar, imponerse a la fuerza y despreciar otros modos de entender la vida y la religión, cerrándonos así a los demás hombres.

 

La actitud justiciera de los “hijos del trueno” persiste todavía entre algunos creyentes cuando han de enfrentarse al mal del mundo y de los humanos. ¿Por qué Dios permite el poder y la arrogancia de los malos que oprimen a los buenos? ¿Por qué no hace justicia? Ruge así la rebelión interior clamando por la venganza divina.

 

Sin embargo, Jesús se muestra tolerante y paciente. Todavía es el tiempo de la misericordia de Dios que aplaza su justicia hasta el final, como enseña la parábola de la cizaña en medio del trigo. Cristo prefiere el fuego de su amor a los hombres, a quienes ha venido a salvar y no a condenar. Por este fuego vindicativo ha de optar el cristiano: el amor que vence al mal con el bien y pone ascuas encendidas sobre la cabeza del enemigo que nos odia (Rm 12, 20s).

 

Jesús eligió la vía del amor como la única y auténtica revolución capaz de transformar las relaciones humanas. ¡Utopía!, dicen los que “no saben de qué espíritu son”.

 

para reflexionar

• ¿Estamos en capacidad de convertir en oración nuestras dudas, a pesar de que no entendamos los porqués?

 

ORACIÓN FINAL

Haz, Señor, que asimilemos tu talante y estilo para hacer la revolución del amor en un mundo que prefiere el egoísmo, la opresión y la violencia. Danos hambre y sed de fidelidad, para seguirte por el camino de la cruz hasta la resurrección. Amén.

 


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