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Pan de la Palabra


12 Octubre 2022

  • Semana 28ª del Tiempo Ordinario
  • Verde
  • Nuestra Señora del Pilar

PRIMERA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 18-25

Hermanos: Si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley. Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes. Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios. En cambio, los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas. Y los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 1

R. Dichoso quien confía en el Señor.

 Dichoso aquel que no se guía / por mundanos criterios, / que no anda en malos pasos / ni se burla del bueno, / que ama la ley de Dios / y se goza en cumplir sus mandamientos. R/.
• Es como un árbol plantado junto al río, / que da fruto a su tiempo / y nunca se marchita. / En todo tendrá éxito. R/.

• En cambio los malvados / serán como la paja barrida por el viento. / Porque el Señor protege el camino del justo / y al malo sus caminos acaban por perderlo. R/.

 

EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 42-46

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”. Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: “Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• Los escribas y fariseos, condenados por Jesús, se creen sabios y justos; pero, rechazando la persona y palabra de Cristo que es el centro del Reino de Dios, demuestran ser necios y estar ciegos a la luz. Por eso caminan perdidos entre minucias casuísticas, descuidando lo más importante.

 

Para Jesús la primacía la tienen la justicia y el amor que derivan de Dios al hombre, y que este ha de convertir en norma de conducta respecto de Dios mismo y de las relaciones humanas. Pero los representantes oficiales del judaísmo lo habían olvidado. Jesús se lo está recordando al volver a las fuentes profundas de donde mana la vida religiosa y moral.

 

Al igual que los escribas y fariseos que fustiga Jesús, el cristiano encerrado en esquemas legalistas es esclavo de las normas, cánones y rúbricas, vive vuelto hacia sí mismo y obsesionado por su propia perfección y salvación, se muestra pasivo y conformista y ve peligros en todo y en todos.

 

La respuesta moral del discípulo de Cristo no parte ni se fundamenta en la obligación de una ley impersonal y fría como un imperativo moral kantiano, sino del amor que Dios nos ha manifestado en su Hijo, es decir, arranca del indicativo cristiano. Antes de pedir nada, Dios comienza ofreciendo su amor, su salvación y su Espíritu de filiación al hombre pecador, pobre y limitado. De ahí debe nacer la respuesta de este a Dios en la libertad que, frente a la tiranía de la ley, nos ganó Cristo, y en la fidelidad y confianza de quienes pueden llamar padre a Dios gracias al Espíritu que mora en ellos y cuyas obras siguen.

 

para reflexionar

• En nuestra vida cristiana, ¿la primacía la tienen la justicia y el amor que derivan de del amor de Dios por la humanidad?

 

ORACIÓN FINAL

Líbranos, Señor, de la vieja esclavitud del pecado y del moralismo estéril que desvirtúa la amistad contigo; para eso, haz que nuestra respuesta moral se funde no en una ley exterior e impersonal, sino en tu amor: en ese cariño abrumador y en esa ternura sin límites que nos manifestaste en tu Hijo, Jesucristo. Amén.

 

 


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