PRIMERA LECTURA
De la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 3-8
Hermanos: El verdadero pueblo de Israel somos nosotros, los que servimos a Dios movidos por su Espíritu y ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús y no confiamos en motivos humanos. Aunque yo ciertamente podría apoyarme en tales motivos. Más aún, nadie tendría más razones que yo para confiar en motivos humanos, porque fui circuncidado al octavo día, soy israelita de nacimiento, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos; en lo que toca a la interpretación de la ley, fariseo, y tan fanático, que fui perseguidor de la Iglesia de Dios; y en cuanto a la rectitud que da el cumplimiento de la ley, intachable. Pero todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor a causa de Cristo. Más aún, pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 104
R. El que busca al Señor será dichoso.
• Entonen en su honor himnos y cantos; / celebren sus portentos. / Del nombre del Señor enorgullézcanse / y siéntase feliz el que lo busca. R/.
• Recurran al Señor y a su poder / y a su presencia acudan. / Recuerden los prodigios que Él ha hecho, / sus portentos y oráculos. R/.
• Descendientes de Abrahán, su servidor; /estirpe de Jacob, su predilecto, / escuchen: el Señor es nuestro Dios / y gobiernan la tierra sus decretos.R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse. ¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
• En ningún momento a Jesús se le ocurrió colocarse en el primer lugar como juez. Pero nosotros sí lo hacemos con facilidad.
Las formas actuales del puritanismo hipócrita que margina a los demás son variadas, aunque básicamente se centran en una discriminación a dos niveles: religioso y social.
A nivel religioso, la tentación de constituirse en élite despectiva se da tanto en los conservadores como en los progresistas. Unos por complejo de ortodoxia y otros de progresismo, fácilmente se muestran intolerantes e intransigentes, incapaces de amar y críticos de todo y de todos, muy satisfechos de sí mismos, de su cumplimiento y de sus círculos.
Y a nivel social, es muy cómodo condenar las numerosas lacras sociales que nos afligen, como basura que produce una sociedad desabrida, insolidaria y egoísta, mientras mantenemos las causas de las mismas.
Con sus parábolas de la misericordia y mostrando la alegría contagiosa de Dios por salvar lo perdido, Jesús denuncia toda discriminación clasista y su consecuencia: la marginación a todos los niveles. El puritanismo no es cristiano ni liberador, sino que representa más bien la inversión de los valores evangélicos, como falso sucedáneo que es de la auténtica pureza del corazón. Lo que mancha, minusvalora y rebaja al hombre no es lo de fuera, sino lo que sale del corazón.
para reflexionar
• ¿Con qué frecuencia nos acercamos al sacramento de la reconciliación, siendo conscientes de que Dios no nos juzga, sino que nos perdona?
ORACIÓN FINAL
Gracias, Padre, porque somos objeto de tu amor y porque tu ternura es más fuerte que nuestro pecado. Concédenos reencontrar el camino que nos lleva hacia ti. Amén.
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