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Pan de la Palabra


20 Noviembre 2022

  • Solemnidad – Oficio: De la solemnidad
  • Blanco
  • JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

PRIMERA LECTURA

Del Segundo libro de Samuel 5, 1-3

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’”. Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 121

R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

 ¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: / “Vayamos a la casa del Señor”! / Y hoy estamos aquí, Jerusalén, / jubilosos, delante de tus puertas.  R/.


• A ti, Jerusalén, suben las tribus, / las tribus del Señor, / según lo que a Israel se le ha ordenado, / para alabar el nombre del Señor. R/.

 

• Por el amor que tengo a mis hermanos, / voy a decir: “La paz sea contigo”. / Y por la casa del Señor, mi Dios, / pediré para ti todos los bienes. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 12-20

Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz. Él nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados. Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio de Él y para Él. Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en Él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero en todo. Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por Él quiso reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz.

Palabra de Dios

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 23, 35-43

Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si Él es el Mesías de Dios, el elegido”. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a Él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Este es el rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndoles: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero este ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• La paradoja de un Rey clavado en la cruz nos recuerda lo que Jesús había dicho a Pilato: “Mi Reino no es de este mundo”. Su reinado es, en verdad, especial. Él tuvo que ir corrigiendo la idea de realeza y mesianismo que tenían sus discípulos. Cuando lo quisieron nombrar rey, después de la multiplicación de los panes, se escapó. Él no había venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida por todos. Ahora está, por tanto, en la plenitud de su realeza porque está en la plenitud de su entrega. Ya toda su vida había sido entrega generosa. De Él dijo Pedro que “pasó haciendo el bien”: consolando, perdonando, curando, atendiendo, comunicando esperanza, dando testimonio de la verdad.

 

Jesús no entendió su Reino como privilegio, no buscó poder político, ni prestigio social, ni fuerza militar, ni riquezas. Sus “credenciales” las proclamamos en el prefacio: “Un reino eterno y universal, el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”. Nuestro Rey está clavado en la cruz, mostrándonos que solo el amor y la entrega solidaria pueden salvar al mundo.

 

En el Padrenuestro pedimos siempre: “Venga a nosotros tu Reino”. Hoy lo podemos rezar o cantar con mayor confianza. Porque creemos en Cristo, intentamos seguir su camino, superando a veces tentaciones de desánimo, seguros de que Él quiere construir unos cielos nuevos y una tierra nueva, un Reino que es un reino de verdad y de vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz.

 
Cuando el sacerdote nos invita a acercarnos a la comunión. No se trata solo de que estamos invitados a “esta mesa” de la Eucaristía, que ya es mucho, sino a lo que esta mesa prefigura: la mesa del banquete celestial, la mesa festiva de bodas, ya en el Reino definitivo.

 

para reflexionar

• ¿Quién reina en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestra vida: Jesucristo o los atractivos ídolos de este mundo?

 

ORACIÓN FINAL

Danos, Señor, un corazón capaz de acoger tu salvación de rey omnipotente, que no piensa solo en sí mismo, sino que comparte con nosotros la alegría del amor infinito. Amén.


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