PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 15, 1-4
Yo, Juan, tuve una visión: vi en el cielo otra gran señal maravillosa: eran siete ángeles, portadores de las últimas siete plagas, con las cuales Dios pondrá fin a su cólera. Vi también una especie de mar de cristal, mezclado con fuego; y los vencedores de la bestia, de su estatua y del número simbólico de su nombre, estaban de pie junto al mar de cristal, con las cítaras que Dios les había dado, y cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justo y verdadero tu proceder, rey de las naciones. ¿Quién no te respetará, Señor? ¿Quién no te alabará? Ya que solo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque tus justas sentencias han quedado patentes”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 97
R. Señor, tus obras son maravillosas.
• Cantemos al Señor un canto nuevo, / pues ha hecho maravillas. / Su diestra y su santo brazo / le han dado la victoria. R/.
• El Señor ha dado a conocer su victoria / y ha revelado a las naciones su justicia. / Una vez más ha demostrado Dios / su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
• Alégrese el mar y el mundo submarino, / el orbe y todos los que en él habitan. / Que los ríos estallen en aplausos / y las montañas salten de alegría. R/.
• Regocíjese todo ante el Señor, / porque ya viene a gobernar el orbe. / Justicia y rectitud serán las normas / con las que rija a todas las naciones. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí. Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes. Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
• Cristo previno también a los suyos en el discurso de despedida cuando la Última Cena: “Si el mundo los odia, sepan que primero me odió a mí. Como no son del mundo, sino que yo los he escogido sacándolos del mundo, por eso los odia”. Tal fue el destino de Jesús; y de él participa quien lo sigue, lo mismo que tiene comunión en su palabra, su testimonio y su Espíritu. Ahí precisamente radica el secreto de su fuerza y su victoria: “En el mundo tendrán tribulación, pero tengan valor: Yo he vencido al mundo”.
Todo el que se proponga vivir como buen cristiano será perseguido, avisaba san Pablo a su discípulo Timoteo. Es el inevitable antagonismo que resalta el cuarto evangelio entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y el mundo enemigo de Dios, entre la verdad y la mentira, entre el amor y el egoísmo, entre el servicio a los hermanos y la explotación del más débil, entre la liberación y la opresión de los pobres.
El aguante y la paciencia perseverante que salvan al creyente, convierten su corazón y realizan eficazmente el reinado de Dios en nuestro mundo no son virtudes pasivas y de apocados, sino de esforzados y valientes. Optimismo tenaz e incorregible es el talante propio de quien sigue de cerca a Jesús, varón de dolores, pero también camino, verdad y vida para todo el que cree en Él hasta el final.
Tal es la ley establecida por Dios en la historia de la salvación humana: la vida brota de la muerte y por la cruz de la tribulación se alcanza la gloria de la resurrección.
El amor, la amistad y la fortaleza, y nuestra fe, no se muestran tanto cuando todo va bien, sino cuando se ponen a prueba. Nos lo advirtió: “Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes”, pero también nos aseguró: “Les he dicho estas cosas para que tengan paz en mí; en el mundo tendrán tribulación, pero ¡ánimo! Yo he vencido al mundo”.
para reflexionar
• ¿Nos sentimos capaces de renunciar a todo por Cristo? ¿Somos conscientes de las dificultades que implica aceptar la cruz de Cristo y vivir según sus exigencias?
ORACIÓN FINAL
Te pedimos, Señor, un corazón fuerte y valiente para acompañar a los hermanos en el camino de la vida como testigos audaces de la esperanza de tu Reino. Amén.
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