PRIMERA LECTURA
Del Segundo libro de Samuel 7, 1-5.8b-12.11.16
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?”. Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo”. Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel.
Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra. Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 88
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
• Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor / y daré a conocer que su fidelidad es eterna, / pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre / y mi lealtad, más firme que los cielos. R/.
• Un juramento hice a David, mi servidor, / una alianza pacté con mi elegido: / ‘Consolidaré tu dinastía para siempre / y afianzaré tu trono eternamente’. R/.
• Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, / el Dios que me protege y que me salva’. / Yo jamás le retiraré mi amor, / ni violaré el juramento que le hice”. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha hecho surgir en favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres y acordarse de su santa alianza. El Señor juró a nuestro padre Abrahán concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos y a anunciar a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
• En el nacimiento de Jesús es cuando definitivamente se ha mostrado la fidelidad y el amor de Dios.
Es un hermoso cántico que la comunidad eclesial ha hecho suyo desde hace dos mil años, y lo canta con más motivos incluso que Zacarías.
Como David, tenemos que recordar que no somos nosotros los que le hacemos un favor o un homenaje a Dios celebrando la Navidad, sino que es Él quien nos envuelve en su amor, quien nos visita y nos redime, haciéndonos objeto de sus promesas y su fidelidad. Es Dios quien en primer lugar piensa en nosotros, y no nosotros en Él. Todo lo que se nos anunciaba a lo largo del Adviento se cumple sacramentalmente en la Navidad que está a punto de iniciarse.
Vale la pena que aprendamos de Zacarías a entonar cantos de alabanza a Dios, porque continuamente estamos recibiendo sus dones, y a vivir nuestros días, nuestros años, en su presencia, llenos de confianza y fidelidad también por nuestra parte.
En esta noche, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio del Apóstol: “Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres”. La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. […]
Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre nos perdona siempre. Y Él es nuestra paz.
para reflexionar
• ¿Nos damos cuenta de la permanencia de la Palabra de Dios y su fundamento sólido en Jesús? La luz del sol que nace de lo alto, Cristo, ¿da claridad a todos por mediación de sus discípulos?
ORACIÓN FINAL
Querido Padre Dios, bendícenos en este día tan especial en que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestro corazón para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Amén
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