Logo San Pablo

Pan de la Palabra


29 Diciembre 2022

  • Día 5º dentro de la Octava de Navidad
  • Blanco
  • SANTO TOMÁS BECKET

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Juan 2, 3-11

Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios, en que cumplimos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su Palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a Él. El que afirma que permanece en Cristo debe vivir como Él vivió. Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo es la Palabra que han escuchado y, sin embargo, es un mandamiento nuevo este que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya. Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 95

R. Cantemos la grandeza del Señor.

• Cantemos al Señor un nuevo canto, / que le cante al Señor toda la tierra; / cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.


• Proclamemos su amor día tras día, / su grandeza anunciemos a los pueblos; / de nación en nación, sus maravillas. R/.


• Ha sido el Señor quien hizo el cielo; / hay gran esplendor en su presencia / y lleno de poder está su templo. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.

El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

• La presencia de María en este momento, al inicio de la vida de Jesús, corresponde con la escena final, con María al pie de la Cruz donde muere su Hijo. Presencia y cercanía de la madre a la misión salvadora de Cristo Jesús.

 

La carta de Juan nos ha señalado un termómetro para evaluar nuestra celebración de la Navidad: podremos decir que hemos entrado en la luz del Hijo de Dios que ha venido a nuestra historia si estamos progresando en el amor a los hermanos. “Quien ama a su hermano, permanece en la luz y no tropieza”. Si no, todavía estamos en las tinieblas, y la Navidad habrá sido solo unas hojas de calendario que pasan.

 

Nos invita a que no haya distancia entre lo que decimos creer, lo que celebramos en la Navidad, y lo que vivimos en nuestro trato diario con los demás. “Quien dice que permanece en Él, debe vivir como vivió Él”: el Jesús a quien estamos celebrando como nacido en nuestra familia.

 

El evangelio nos conduce a una Navidad más profunda. El anciano Simeón invita, con su ejemplo, a tener “buena vista”, a descubrir, movidos por el Espíritu, la presencia de Dios en nuestra vida. Él la supo discernir en una familia muy sencilla que no llamaba la atención. Reconoció a Jesús y se llenó de alegría y lo anunció a todos los que escuchaban. En los mil pequeños detalles de cada día, y en las personas que pueden parecer más insignificantes, nos espera la voz de Dios, si sabemos escucharla.

 

Como diría más tarde el mismo Jesús, Él no vino a traer paz, sino división y guerra: su mensaje fue en su tiempo y lo sigue siendo ahora, una palabra exigente, ante la que hay que tomar partido, y en una misma familia unos pueden aceptarle y otros no.

 

para reflexionar

• ¿Amamos al hermano como reflejo de la luz que ha iluminado nuestros ojos, mente, corazón y existencia? ¿Contemplamos al Niño de Belén como la luz de todas las naciones y la vida de todos?

 

ORACIÓN FINAL

Señor, queremos decirte como Simeón: “Puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador”. Amén.

 


Complementa los ocho (8) pasos de la Lectio Divina adquiriendo el Misal Pan de la Palabra en:


 

 


Suscríbete a nuestro newsletter ENTÉRATE DE LAS ÚLTIMAS NOVEDADES Y RECIBE DESCUENTOS EXCLUSIVOS

whatsapp chat