Logo San Pablo

Pan de la Palabra


13 Febrero 2023

  • Semana 6ª del Tiempo Ordinario
  • Verde
  • Santa Humbelina

PRIMERA LECTURA

Del libro del Génesis 4, 1-15.25

En aquel tiempo, Adán se unió con Eva, su mujer; ella concibió y dio a luz a Caín, pues decía: “Con el favor de Dios he engendrado un hijo”. Después de algún tiempo dio a luz al hermano de Caín, Abel. Abel fue pastor de ovejas, y Caín labrador. Sucedió en una ocasión, que Caín presentó como ofrenda al Señor los productos de la tierra. También Abel le hizo una ofrenda: sacrificó las primeras crías de sus ovejas y quemó su grasa. Al Señor le agradaron las ofrendas de Abel, pero no le agradaron las de Caín; por lo cual, Caín se enfureció y andaba resentido. El Señor le dijo entonces a Caín: “¿Por qué te enfureces tanto y andas resentido? Si hicieras el bien, te sentirías feliz; pero si haces el mal, el pecado estará a tu puerta, acechándote como fiera; pero tú debes dominarlo”.

Un día Caín le dijo a su hermano Abel: “Vamos al campo”. Y cuando estaban en el campo, Caín se lanzó contra su hermano y lo mató. Entonces el Señor le preguntó a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?”. Caín le respondió: “No sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”. El Señor le dijo: “¿Qué es lo que has hecho? ¿No oyes cómo la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra? Por eso serás maldito y tendrás que vivir lejos de la tierra que recibió de ti la sangre de tu hermano; y aunque cultives la tierra, ella no volverá a darte frutos abundantes. Tú andarás por el mundo errante y fugitivo”. Caín le contestó al Señor: “Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. Puesto que tú me arrojas de esta tierra fértil, tendré que ocultarme de ti y andar errante y fugitivo por el mundo, y cualquiera que me encuentre, me matará”. El Señor le dijo: “De ninguna manera. El que te mate a ti será castigado siete veces”. Y el Señor le puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matara. Adán se unió otra vez a su mujer, y ella dio a luz un hijo, a quien llamó Set, pues decía: “El Señor me ha dado otro hijo en lugar de Abel, asesinado por Caín”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 49

R.  Te ofreceremos, Señor, sacrificios de alabanza.

• Habla el Dios de los dioses, el Señor, / y convoca a cuantos viven en la tierra / del oriente al poniente: / “No voy a reclamarte sacrificios, / pues siempre están ante mí tus holocaustos. R/.


• ¿Por qué citas mis preceptos / y hablas a toda hora de mi pacto, / tú que detestas la obediencia / y echas en saco roto mis mandatos? R/.

• Te pones a insultar a tu hermano / y deshonras al hijo de tu madre. / Tú haces esto, ¿y yo tengo que callarme? / ¿Crees acaso que yo soy como tú? / No, yo te reprenderé y te echaré en cara tus pecados” R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Marcos 8, 11-13

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con Él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiró profundamente y dijo: “¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal”. Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

• Todos somos un poco Caín. Sigue existiendo la envidia y la intolerancia en nuestro mundo. Jesús –a quien sus enemigos envidiaron y llevaron a la muerte, como a Abel– nos enseñó a amarnos los unos a los otros, también cuando no coincidimos en carácter y cuando hay ofensas de por medio.

 

Somos complicados, egoístas, susceptibles. Por desgracia no han desaparecido los conflictos entre hermanos de una misma familia, entre ciudadanos de los diversos estamentos sociales –el pastor Abel y el agricultor Caín–, entre miembros de una comunidad religiosa o de una parroquia. Nuestra vida se parece más a esta página que a aquella otra ideal del salmo 133: “Qué bueno y agradable es vivir los hermanos unidos”.

 

Desde las primeras páginas de la Biblia ya nos pide Dios cuentas de la sangre de nuestro hermano, o también de su fama, como nos hace decir el salmo: “Te sientas a hablar en contra de tu hermano, deshonras al hijo de tu madre, esto haces ¿y me vas callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara”. Deberíamos oír en nuestro interior muy clara la voz de Dios: “¿Dónde está tu hermano?”.

 

Deberíamos saber descubrir a Cristo presente en esas cosas tan sencillas y profundas como son la comunidad reunida, la Palabra proclamada, esos humildes Pan y Vino de la Eucaristía, el ministro que nos perdona, esa comunidad eclesial que es pecadora pero es el Pueblo santo de Cristo, la persona del prójimo, también el débil y enfermo y hambriento.

 

Igual que en su tiempo apareció, no como un rey magnífico ni como un guerrero liberador, sino como un niño que nace entre pajas en Belén y como el hijo del carpintero y como el que muere desnudo en una cruz, también ahora desconfía Él de que “esta gente” pida “signos del cielo” y no lo sepa reconocer en los signos sencillos de cada día.

 

para reflexionar

¿En qué nos escudamos nosotros para no cambiar nuestra vida? ¿También estamos esperando milagros, revelaciones, apariciones y cosas espectaculares?

 

ORACIÓN FINAL

Gracias, Padre, porque nos diste a Jesús, tu Hijo, que en su misterio pascual de muerte y resurrección es el signo personal de tu amor hacia nosotros. Danos un corazón nuevo para alabarte por siempre. Amén.

 


Complementa los ocho (8) pasos de la Lectio Divina adquiriendo el Misal Pan de la Palabra en:


 

 


Suscríbete a nuestro newsletter ENTÉRATE DE LAS ÚLTIMAS NOVEDADES Y RECIBE DESCUENTOS EXCLUSIVOS

whatsapp chat