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Pan de la Palabra


29 Diciembre 2023

  • Feria – Día 5º dentro de la Octava de Navidad
  • Blanco
  • Santo Tomás Becket

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Juan 2, 3-11

Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios, en que cumplimos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su Palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a Él. El que afirma que permanece en Cristo debe vivir como Él vivió. Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo es la Palabra que han escuchado y, sin embargo, es un mandamiento nuevo este que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya. Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 95
R. Cantemos la grandeza del Señor.

• Cantemos al Señor un nuevo canto, / que le cante al Señor toda la tierra; / cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.


• Proclamemos su amor día tras día, / su grandeza anunciemos a los pueblos; / de nación en nación, sus maravillas. R/.

• Ha sido el Señor quien hizo el cielo; / hay gran esplendor en su presencia / y lleno de poder está su templo. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor.

Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

Cristo, el Señor, salió del Padre, se encarnó, y nos dio la luz y el conocimiento del amor de Dios. Desde entonces todas las relaciones personales han quedado iluminadas con su presencia, de igual modo ha sido iluminada nuestra misión como destinatarios de la luz que nos obliga a salir, a ponernos continuamente en movimiento, que nos impulsa a llevar la luz y la alegría de Cristo a los que sufren, a los que dudan y también a los renuentes, porque la salvación, como el amor de Dios, es para todos.

 

Simeón vio con sus ojos al Salvador, a la luz de las naciones, nosotros no vemos con nuestros ojos al Señor resucitado, pero sabemos que donde está Jesús las personas cambian, se hacen mejores, encuentran la paz incluso ante la experiencia de la muerte y se revelan sus buenas y justas intenciones. Con Él se crea mayor capacidad de paz, de reconciliación y de apertura a todos los pueblos y naciones de la tierra. Y, aunque no vemos al Señor como lo vio Simeón, vemos sus efectos entorno, con lo que podemos comprender que Jesús está presente en medio de nosotros.

 

PARA REFLEXIONAR

Evangelizar es la naturaleza de la Iglesia. ¿Qué acciones emprendo para mostrar y solicitar a todos los bautizados que asuman sus roles como luz en el mundo, luz para todos los pueblos?

¿Cómo puedo ayudarlos y animarlos para que sean luz donde quiera que se encuentren?

 

ORACIÓN FINAL

Padre, gracias porque Cristo, luz de las naciones, nos da una seguridad interior, una serenidad esperanzada que brinda una satisfacción espiritual incomprensible para nuestros parámetros; enséñanos a testimoniar esa luz con tu Espíritu Santo, para que todos lleguen a la luz y sus vidas se transformen por tu gracia. Amén.

 


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