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Pan de la Palabra


09 Mayo 2024

  • Feria – Semana 6ª de Pascua
  • Blanco
  • San Pacomio

PRIMERA LECTURA

Del libro de los Hechos de los Apóstoles 18, 1-8

En aquellos días, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un judío, llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, en acatamiento a las órdenes de Claudio, que expulsó de Roma a todos los judíos. Pablo se acercó a ellos, y como eran del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. Su oficio era fabricar tiendas de campaña. Cada sábado Pablo discutía en la sinagoga y trataba de convencer a judíos y griegos.

Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por completo a la predicación y afirmó delante de los judíos que Jesús era el Mesías. Como estos lo contradecían y lo insultaban, se rasgó las vestiduras y dijo: “Que la sangre de ustedes caiga sobre su propia cabeza: yo soy inocente. De ahora en adelante, iré a hablar a los paganos”. Salió de allí y entró en la casa de Tito Justo, que adoraba a Dios, y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. Asimismo, al oír a Pablo, muchos de los corintios creyeron y recibieron el bautismo.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmos  97
R. El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya.

• Cantemos al Señor un canto nuevo, / pues ha hecho maravillas. / Su diestra y su santo brazo / le han dado la victoria. R/.


• El Señor ha dado a conocer su victoria / y ha revelado a las naciones su justicia. / Una vez más ha demostrado Dios / su amor y su lealtad hacia Israel. R/.

• La tierra entera ha contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Que todos los pueblos y naciones / aclamen con júbilo al Señor. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?”. Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

El desconcertante anuncio que nos presenta el texto evangélico pretende convencernos de que la alegría es, ante todo y, sobre todo, pretensión de vida nueva, experiencia de un gran amor que en su novedad constante abre horizontes y produce encuentros marcados por la alteridad que se afianzan en el volverse a ver, en el feliz reencuentro con el amado, con el Maestro resucitado. Por eso esta gran alegría que se nos anuncia estallará y se expandirá en y desde las mismas dudas y tristezas que nos anticipan su razón de ser: me volverán a ver, los volveré a ver, habrá un gran reencuentro, seremos felices para siempre en y con su presencia.

 

La consoladora Palabra de Jesús nos quiere asegurar que la alegría debe ser para nosotros un signo que anticipa un encuentro o reencuentro en medio de una pausa angustiante (dentro de poco y un poco después), en medio de un tiempo dolorido (llorarán y se lamentarán), porque para el creyente el amor es siempre experiencia del presente que se extiende en la posibilidad inaudita, en la esperanza cierta de amar mejor, de colmar una experiencia y de una alegría continua.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Cómo dar esperanza a quienes se ven sumidos en la experiencia del dolor, del sufrimiento y de la oscuridad, mostrándoles que en Jesús la alegría no solo es posible, sino duradera?

¿Qué acciones revelarían que sí es posible vivir una alegría que ya no se apagará nunca?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, gracias por las palabras de Jesús acerca de que nuestra tristeza se transformará en alegría desbordante. Concédenos tu Espíritu Santo para ser testigos alegres de tu Evangelio, de modo que lo proclamemos con notas de esperanza y de vida eterna a quienes más lo necesiten para ver la luz en su camino. Amén.

 


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