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Pan de la Palabra


24 Mayo 2024

  • Feria – Semana 7ª del tiempo Ordinario
  • Verde
  • San Vicente de Lérins

PRIMERA LECTURA

De la Carta del apóstol Santiago 5, 9-12

Hermanos míos: No murmuren los unos de los otros, para que en el día del juicio no sean condenados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de paciencia en el sufrimiento a los profetas, los cuales hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que supieron soportar el sufrimiento. Ustedes han oído hablar de la paciencia de Job y ya ven el final que le dio el Señor, porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa; que el sí de ustedes sea sí, y el no de ustedes sea no, para que no queden expuestos a ser condenados en el juicio.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 102
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

• Bendice, al Señor, alma mía, / que todo mi ser bendiga su santo nombre. / Bendice, al Señor, alma mía, / y no te olvides de sus beneficios. R/.


• El Señor perdona tus pecados / y cura tus enfermedades; / Él rescata tu vida del sepulcro / y te colma de amor y de ternura. R/.


• El Señor es compasivo y misericordioso, / lento para enojarse y generoso para perdonar. / El Señor no estará siempre enojado. / ni durará para siempre su rencor R/.

• Como desde la tierra hasta el cielo, / así es de grande su misericordia; / como un padre es compasivo con sus hijos, / así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12

En aquel tiempo, se fue Jesús al territorio de Judea y Transjordania, y de nuevo se le fue acercando la gente; Él los estuvo enseñando, como era su costumbre. Se acercaron también unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?”. Él les respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?”. Ellos contestaron: “Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa”. Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”. Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

La propuesta de Jesús sobre el vínculo matrimonial entre un hombre y una mujer nos expresa una realidad que urge proclamar a nuestra sociedad. Puesto que el amor conyugal para ser fecundo necesita la verdad en cuanto individualidad personal e insustituible de cada una de las personas que lo componen, también la verdad tiene necesidad del amor en cuanto donación personal e insustituible de cada una de las personas hasta que la muerte las separe.

 

Jesús nos asegura que, si en la relación conyugal está presente el amor de donación, el amor oblativo, la verdad no se volverá fría, ni impersonal, ni opresiva para la vida de cada miembro. La verdad humana (un hombre y una mujer con todas sus cualidades) y divina (serán los dos una sola carne) ilumina esta relación cuando el amor toca lo más profundo de cada persona, cuando cada una ama comprendiendo que el amor conyugal es experiencia de la verdad que abre los ojos de cada uno para ver toda la realidad de modo nuevo, en unión permanente y fiel con la persona amada hasta que la muerte los separe.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Cómo presentar la belleza de la unión conyugal bajo la bendición trinitaria para la complementariedad de personas en igualdad de condiciones y en la búsqueda única del amor fecundo?

¿Cuáles signos presentar al mundo de que el amor trinitario bendice hasta el final de la vida?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, danos tu Espíritu Santo para comprender la belleza de la unión entre un hombre y una mujer, puesto que Dios los ha unido de forma permanente con su bendición, que no la separe el ser humano, sino que custodie su mutua pertenencia y su fecundidad en beneficio de la sociedad. Amén.

 


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