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Pan de la Palabra


04 Septiembre 2024

  • Feria – Semana 22ª del tiempo Ordinario
  • Verde
  • Santa Rosalía de Palermo

PRIMERA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 1-9

Hermanos: Anteriormente no pude hablarles como a hombres movidos por el Espíritu Santo, sino como a individuos sujetos a sus pasiones. Como a cristianos todavía niños, les di leche y no alimento sólido, pues entonces no lo podían soportar. Pero ni aun ahora pueden soportarlo, pues sus pasiones los siguen dominando.

Porque, mientras haya entre ustedes envidias y discordias, ¿no es cierto que siguen sujetos a sus pasiones y viviendo en un nivel exclusivamente humano? Cuando uno dice: “Yo soy de Pablo”, “yo soy de Apolo”, ¿no proceden ustedes de un modo meramente humano? En realidad, ¿quién es Apolo y quién es Pablo? Solamente somos servidores, por medio de los cuales ustedes llegaron a la fe, y cada uno de nosotros hizo lo que el Señor le encomendó. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer.

De modo que ni el que planta ni el que riega tienen importancia, sino solo Dios, que es quien hace crecer. El que planta y el que riega trabajan para lo mismo, si bien cada uno recibirá el salario conforme a su propio trabajo. Así pues, nosotros somos colaboradores de Dios y ustedes son el campo de Dios, la casa que Dios edifica.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 32
R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.

• Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, / dichoso el pueblo que escogió por suyo. / Desde el cielo el Señor, atentamente, / mira a todos los hombres. R/.


• Desde el lugar de su morada observa / a todos los que habitan en el orbe. / Él formó el corazón de cada uno / y entiende sus acciones. R/.

• En el Señor está nuestra esperanza, / pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo; / en el Señor se alegra el corazón / y en Él hemos confiado. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44

En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles. Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y Él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades.

De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”, pero Él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que Él era el Mesías. Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero Él les dijo: “También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado”. Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

La comunidad cristiana debe vivir bajo el dinamismo del Espíritu Santo, por lo que estamos llamados (es menester, tenemos que) a salir, a ir más allá de nuestros límites geográficos a proclamar la Buena Noticia. El papa Francisco en Evangelii Gaudium habla del dinamismo de la comunidad de discípulos “del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. (…) Cuando está sembrada la semilla en un lugar, ya no se detiene para explicar mejor o para hacer más signos allí, sino que el Espíritu lo mueve a salir hacia otros pueblos” (n. 21).

 

Hemos dicho que Jesús se sabe Hijo amado del Padre, Ungido con el Espíritu Santo, Enviado a proclamar Buenas Noticias, y contemplamos cómo toda esta grandeza envolvente lo hace vivir fuera de sí, salir de su propio mundo habitual y cotidiano, le impide instalarse, permanecer atado a un lugar, le exige ir a otras ciudades. Debe animarnos cómo toda su existencia tiene sentido de trascendencia, lo muestra fuera de un mero estar en situación y lo hace salir de la inercia.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué hacer para que quienes nos llamamos cristianos, ungidos con el Espíritu Santo, seamos de verdad mensajeros del Evangelio, pregoneros de una Palabra que irrumpe con autoridad?

¿Cuáles pueblos y ciudades en nuestro entorno inmediato requieren de enviados a la misión?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, que tu Espíritu Santo nos haga comprender que es necesario que también nosotros prediquemos las buenas noticias del Reino de Dios a otras ciudades, pues para esto fuimos ungidos, para ser enviados a proclamar que Dios está en camino actuando con autoridad, liberando, sanando y exorcizando. Amén.

 


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