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Pan de la Palabra


21 Septiembre 2024

  • Fiesta – Semana 24ª del tiempo Ordinario
  • Rojo
  • San Mateo (Leví)

PRIMERA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-7.11-13

Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz. Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también solo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos. Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado.

Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 18
R. El mensaje del Señor llega a toda la tierra.

• Los cielos proclaman la gloria de Dios / y el firmamento anuncia la obra de sus manos. / Un día comunica su mensaje al otro día / y una noche se lo transmite a la otra noche. R/.


• Sin que pronuncien una palabra, / sin que resuene su voz, / a toda la tierra llega su sonido, / y su mensaje, hasta el fin del mundo. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

La vocación de Mateo nos revela cómo gracias a la “escucha” y a la “respuesta” pronta a una Palabra, “sígueme”, el “ver” también forma parte del seguimiento de Jesús, y cómo la fe inicial se presenta como un camino de la mirada, en el que los ojos poco a poco se acostumbran a ver en profundidad, porque la mirada de un desconocido se ha fijado en él contemplándolo, sacándolo a la luz, mostrándolo en público como seguidor de Jesús aun cuando sigue siendo considerado por los biempensantes como un pecador. Motivador para nosotros, porque también hemos sido mirados en nuestra propia situación, justo cuando estábamos desarrollando nuestra vida con sus actividades.

 

La vocación a la vida cristiana nos toca en nuestra realidad personal (hemos sido vistos), transformándonos radicalmente (sígueme), haciéndonos partícipes de la misericordia de Dios. Desde ese momento se han modificado todas nuestras relaciones y nuestra forma de estar en el mundo, abriéndolas a la vida de comunión con Dios, que en Jesús se reclina a la mesa con pecadores y cobradores de impuestos, que nos defiende de todo juicio y condena, que como médico nos sana de toda enfermedad, que se fija en nosotros no porque seamos justos, sino por ser pecadores, y que quiere de nuestra comunidad misericordia y no sacrificios.

 

PARA REFLEXIONAR

 

¿Qué palabras llenas de autoridad emplear hoy para dirigir una invitación al seguimiento de Jesús que arranque de lo cotidiano, de lo que mantiene en un servicio que no libera?

¿Cómo llegar a tantas personas que buscan una mirada limpia que las levante de su estado de postración?

 

ORACIÓN FINAL

 

Padre, danos tu Espíritu Santo para tener ojos y oídos abiertos a la voz de Jesús, que como a Mateo nos dice: Sígueme, para tener el coraje de levantarnos y seguirlo por el camino de la misericordia, de la búsqueda de pecadores que requieran de sus cuidados y de su curación para ser libres. Amén.

 


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