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Pan de la Palabra


24 Octubre 2024

  • Feria o Memoria libre – Semana 29ª del tiempo Ordinario
  • Verde / Blanco
  • San Antonio María Claret, obispo

PRIMERA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 14-21

Hermanos: Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra, pidiéndole que les conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en su hombre interior; que Cristo habite por la fe en sus corazones; que el amor sea su raíz y su cimiento; de modo que así, con todos los santos, logren abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegarán a su plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros; a Él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones de los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Isaias 32
R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.

• Que los justos aclamen al Señor; / es propio de los justos alabarlo. / Demos gracias a Dios, al son del arpa, / que la lira acompañe nuestros cantos. R/.


• Sincera es la palabra del Señor / y todas sus acciones son leales. / Él ama la justicia y el derecho, / la tierra llena está de sus bondades. R/.

•  Los proyectos de Dios duran por siempre; / los planes de su amor, todos los siglos. / Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; / dichoso el pueblo que escogió por suyo. R/.

•  Cuida el Señor de aquellos que lo temen / y en su bondad confían; / los salva de la muerte / y en épocas de hambre les da vida. R/.

 

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega! ¿Piensan acaso que he venido a traer la paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

Nos sorprende esta Palabra de Jesús en relación con lo que acontece a quien se encuentra con Él, puesto que denota actitudes contradictorias. Por un lado, nuestro encuentro con Él es de identificación con su persona que tiene fuego en sus manos y ansia echarlo sobre la tierra como signo de realización de su misión y envío, pero nos suscita una seria división al interno de los grupos humanos en los que vivimos al decidirnos por su compañía, por su Evangelio y por su persona.

Por otro lado, hay una sana coincidencia de personas que genera una relación intersubjetiva, amorosa y de pertenencia entre sí, tal como fue descrita en los textos anteriores del capítulo doce de Lucas. Pero esto no nos evita el encuentro como diversidad hostil, como choque con rasgos de frontalidad, discrepancia y enfrentamiento, que nos expresa también que la relación con Jesús presupone algunas situaciones hostiles necesarias para afirmar y consolidar la distancia que se exige y establece respecto a los grupos humanos, que nos condicionan en el aprendizaje de la libertad contra sus presupuestos grupales y la libertad para ser seguidores de Jesús.

 

PARA REFLEXIONAR

¿Cómo elegir el camino de la paz sin renunciar a la fidelidad a la llamada de Jesús y al compromiso con los valores de su Reino?

¿Qué situaciones de violencia y de hostilidad están viviendo los cristianos por causa de su fidelidad al mensaje del Evangelio?

 

ORACIÓN FINAL

Padre, que tu Espíritu Santo nos ayude a entender el sentido de las palabras de Jesús cuando afirma que no ha venido a dar la paz a la tierra, sino la división; que no temamos la adversidad, la hostilidad y el enfrentamiento cuando está, de por medio, nuestra fidelidad al Evangelio. Amén.

 


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