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Pan de la Palabra


02 Noviembre 2024

  • Semana 30ª del tiempo Ordinario
  • Morado
  • CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 25, 6.7-9

En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor. En aquel día se dirá: “Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 129
R. Señor, escucha mi oración.

• Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; / Señor, escucha mi clamor; / que estén atentos tus oídos / a mi voz suplicante. R/.


Si conservaras el recuerdo de las culpas, / ¿quién habría, Señor, que se salvara? / Pero de ti procede el perdón, / por eso con amor te veneramos.  R/.

• Como aguarda a la aurora el centinela, / aguarda Israel al Señor, / porque del Señor viene la misericordia / y la abundancia de la redención, / y Él redimirá a su pueblo / de todas sus iniquidades. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 4, 13-14.17-18

Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con Él, y así estaremos siempre con el Señor. Consuélense, pues, unos a otros, con estas palabras.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”. Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

La esperanza cristiana que se fundamenta en la fe, en el testimonio de la Resurrección de Jesús, es lo mejor que los cristianos podemos no solo comunicar, sino dar al mundo y a quien ve partir a un ser querido. Es la proclamación creyente y esperanzadora de que nuestra existencia personal y comunitaria (creer es un acto a la vez personal y eclesial) no está condenada a la fatalidad, sino a la plenitud de su origen en Dios. De ahí que nuestra misión consiste en transformar en libertad, en elección, en apropiación, la fatalidad de la muerte, porque no moriremos para siempre, ella no solo ha sido vencida, sino que ya no posee dominio alguno sobre quienes participamos del banquete eucarístico.

Para los creyentes en los efectos salvíficos del comer el Pan Viviente, la angustia propia de la muerte, el dolor al morir, ya no es una realidad incomprensible y absurda, dado que la fe (Cristo ha resucitado) y la esperanza (seremos por Él resucitados) son fundamento sobre el que se sostiene nuestra convicción creyente y existencial de un más allá que Jesús ha abierto para siempre: no morirás, vivirás para siempre. La vida libre de toda muerte es vida que merece ser vivida intensamente aquí y ahora, pese a su apariencia conflictiva.

 

PARA REFLEXIONAR

¿Cómo mostrar, ante el misterio de la muerte, que nuestra fe se fundamenta en el testimonio de la resurrección de Jesús, que Él es el Pan Viviente, que comerlo es no morir para siempre?

¿A quiénes necesitamos dar el gran consuelo de la esperanza ante el misterio de la muerte?

 

ORACIÓN FINAL

Padre, que tu Espíritu Santo nos haga creer en la Palabra de Jesús que nos afirma que el que coma de su pan vivirá para siempre y que Él lo resucitará el último día; que nos alimentemos con frecuencia del banquete eucarístico y gustemos anticipadamente la vida que no morirá. Amén.

 


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