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Pan de la Palabra


31 Enero 2025

  • Memoria obligatoria – Semana 3ª del tiempo Ordinario
  • Blanco
  • San Juan Bosco

PRIMERA LECTURA

De la Carta a los Hebreos 10, 32-39

Hermanos: Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, tuvieron ustedes que afrontar duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos públicamente a los insultos y tormentos. Otras, compartieron los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados, se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus propios bienes, sabiendo ustedes que están en posesión de otros, mejores y perdurables.

Por tanto, no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancen lo prometido. Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir vendrá y no tardará; y mi justo, si permanece fiel, vivirá; pero si desconfía, dejará de agradarme. Ahora bien, nosotros no somos de los que desconfían y perecen, sino hombres de fe, destinados a salvarnos.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 36
R. La salvación del justo es el Señor.

• Pon tu esperanza en Dios, practica el bien / y vivirás tranquilo en esta tierra. / Busca en Él tu alegría / y te dará el Señor cuanto deseas.  R/.


• Pon tu vida en las manos del Señor, / en Él confía, / y hará que tu virtud y tus derechos / brillen igual que el sol de mediodía. R/.


• Porque aprueba el camino de los justos, / asegura el Señor todos sus pasos; / no quedarán por tierra sus pasos; / no quedarán por tierra cuando caigan, / porque el Señor los tiene de su mano. R/.

• La salvación del justo es el Señor; / en la tribulación Él es su amparo. / A quien en Él confía, Dios lo salva / de los hombres malvados. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando el hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”. Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”. Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

PARA MEDITAR

 

Nuestra vida cristiana tiene siempre un elemento que puede ser caracterizado como experiencia de lo “decisivo”, de aquello que no se puede esconder, un estilo de vida marcado por una activa resistencia enérgica, por la decisión de no arrojar algo fuera de sí perdiéndolo. Esto, sin embargo, nos exige una continua construcción no solo de nosotros mismos y en relación con los otros, sino también nuestra activa y tenaz participación en la construcción de la historia desde la perspectiva de los valores cristianos: fe, esperanza y caridad. 


Y no se trata tanto de que comuniquemos nuestro propio don (aunque hay que hacerlo), sino de vivir una verdadera y madura experiencia de fe, esperanza y caridad. Esta vida se nutre del mundo espiritual en donde se actualiza (Cristo) y del esfuerzo por el crecimiento de los otros (hermanos). Nuestra experiencia cristiana no puede quedar referida o reducida exclusivamente al ámbito interpersonal, sino siempre está referida también al ámbito del mundo en que somos testigos de poseer una gran libertad, la de hijos de Dios.

 

PARA REFLEXIONAR 


¿Qué podemos hacer para recobrar el entusiasmo de los inicios de nuestra fe? ¿Cómo mantenemos la esperanza viva, pese a los combates y sufrimientos que hay que padecer por ser fieles a Cristo?
¿Dónde nos hace falta ser testigos de que la caridad cristiana es un factor de cambio social?


ORACIÓN FINAL 


Padre, que tu Espíritu Santo nos permita mantenernos firmes ante las grandes luchas que debamos soportar por ser fieles a Jesucristo; que con su ayuda no perdamos en ningún momento la confianza, la libertad cristiana ni la valentía de ser testigos de que eres un Padre que amas a todos y los salvas. Amén.


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