PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 46, 1-7.28-30
En aquellos días, partió Jacob con todas sus pertenencias y llegó a Berseba, donde hizo sacrificios al Dios de su padre Isaac. Por la noche, Dios se le apareció y le dijo: “¡Jacob, Jacob!”. Él respondió: “Aquí estoy”. El Señor le dijo: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de ir a Egipto, porque allí te convertiré en un gran pueblo. Yo iré contigo allá, José te cerrará los ojos y después de muerto, yo mismo te haré volver aquí”.
Al partir de Berseba, los hijos de Jacob hicieron subir a su padre, a sus pequeños y a sus mujeres en las carretas que había mandado el faraón para transportarlos. Tomaron el ganado y cuanto habían adquirido en la tierra de Canaán y se fueron a Egipto, Jacob y todos sus descendientes, sus hijos y nietos, sus hijas y nietas. Jacob mandó a Judá por delante para que le avisara a José y le preparara un sitio en la región de Gosén. Cuando ya estaban por llegar, José enganchó su carroza y se fue a Gosén para recibir a su padre. Apenas lo vio, corrió a su encuentro y, abrazándolo largamente, se puso a llorar. Jacob le dijo a José: “Ya puedo morir tranquilo, pues te he vuelto a ver y vives todavía”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 36
R. La salvación del justo es el Señor.
• Pon tu esperanza en Dios, practica el bien / y vivirás tranquilo en esta tierra. / Busca en Él tu alegría / y te dará el Señor cuanto deseas. R/.
• Cuida el Señor la vida de los buenos / y su herencia perdura; / no se marchitarán en la sequía / y en tiempos de escasez tendrán hartura. R/.
• Apártate del mal, practica el bien / y tendrás una casa eternamente; / porque al Señor le agrada lo que es justo / y vela por sus fieles. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas. Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
Este emotivo reencuentro entre padre e hijo nos revela cómo la luz se proyecta en ambos rostros con un matiz impresionante, que resume y resignifica una historia animada por el dolor, la no resignación y la espera; una historia cargada de sentido que alcanza el gozo de la plenitud. A partir de este evento, quien forma parte de él ya no sabe exactamente dónde vive o quiere vivir (da igual si en Egipto, o más allá de la vida), porque tampoco importa más. Entendemos que lo verdaderamente significativo es que se vive el “ahora”, el presente, densa y eufóricamente, animado por destellos de júbilo paradójicamente envueltos en llanto, por sensaciones expresadas en el prolongado abrazo, que llenan toda la vida de luminosidad y color. Y surgen en nuestro interior anhelos de que nuestra existencia personal y comunitaria estén en profunda comunión, enlazadas mediante las tan variadas interacciones que nos aseguran que nadie vive solo, que nadie se salva solo, que la felicidad es un asunto vinculado a muchos.
PARA REFLEXIONAR
¿Cómo ser instrumentos de paz y de reconciliación ante quienes se han enemistado y no encuentran el camino hacia el abrazo y el llanto liberador?
ORACIÓN FINAL
Padre, gracias porque tu Espíritu Santo nos revela que llegará el momento en que podremos morir en paz después de haber visto que muchos han vuelto a creer, a esperar y, sobre todo, han encontrado en Jesucristo el camino para volver a amar sin límites y descansar en paz con los hermanos. Amén.
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