PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 14, 5-18
En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté, que recorrió la región de Galaad y de Manasés, pasó por Mispá de Galaad y de allí marchó contra los amonitas. Jefté le hizo una promesa al Señor, diciendo: “Si me entregas a los amonitas, al primero que salga a la puerta de mi casa para recibirme, cuando vuelva victorioso de la guerra contra los amonitas, te lo ofreceré en holocausto”. Jefté marchó contra los amonitas y el Señor se los entregó. Los derrotó desde Aroer hasta la entrada de Minit, donde hay veinte ciudades, hasta Abel-Keramín, y les tomó sus veinte ciudades. La derrota de los amonitas fue grandísima y fueron humillados por los israelitas. Cuando Jefté volvió a su casa en Mispá, salió a recibirlo su hija, bailando al son de las panderetas.
Jefté no tenía más hijos que ella. Al verla, Jefté se rasgó las vestiduras y gritó: “¡Ay, hija mía! ¡Qué desdichado soy! ¿Por qué tenías que ser tú la causa de mi desgracia? Le hice una promesa al Señor y no puedo retractarme”. Ella le dijo: “Padre mío, si le has hecho una promesa al Señor, haz conmigo lo que le prometiste, ya que el Señor te ha concedido la victoria sobre tus enemigos”. Después le dijo a su padre: “Concédeme tan solo este favor: Déjame andar por los montes durante dos meses para llorar con mis amigas la desgracia de morir sin tener hijos”. Él le respondió: “¡Vete!”. Y le concedió lo que le había pedido.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 39
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
• Dichoso el hombre / que ha puesto su confianza en el Señor / y no acude a los idólatras, / que se extravían con engaños. R/.
• Sacrificios y ofrendas no quisiste, / abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. / No exigiste holocaustos por la culpa, / así que dije: “Aquí estoy”. R/.
• Sacrificios y ofrendas no quisiste, / abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. / No exigiste holocaustos por la culpa, / así que dije: “Aquí estoy”. R/.
• He anunciado tu justicia / en la gran asamblea; / no he cerrado mis labios, / tú lo sabes, Señor. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: “El Reino de los Cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero estos no quisieron ir. Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren’. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados. Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’. Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: ‘Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
PARA MEDITAR
Intentemos una meditación en esta difícil situación provocada por Jefté. No podemos negar que, debido a la conciencia de nuestra impotencia radical, fácilmente caemos en la cuenta de que no podemos hacer definitivamente nada. Y en esas circunstancias es más que legítimo que nosotros, los colaboradores del plan divino, expongamos a Dios nuestras angustias y nuestros miedos. Las responsabilidades las experimentamos como pesos insoportables, que nos angustian.
Entonces levantamos la mirada hacia Dios, y creemos que tener parte en sus acciones liberadoras nos autoriza a poner condiciones arriesgadas, de las cuales no calculamos las consecuencias. Pensemos en los sacrificios y promesas de nuestros creyentes, relacionadas con peregrinaciones a santuarios. Cuando creemos que no podemos arreglárnoslas solos, es necesario reconocernos dependientes de Él sin enredarnos con intervenciones milagrosas de lo alto. Porque en todo caso, dependemos de sus dones, y confiamos en las capacidades con que nos ha equipado.
PARA REFLEXIONAR
¿Cómo iluminar la vida de los creyentes para que descubran con alegría que la salvación es un acto gratuito de Dios que solo requiere ser acogido con fe?
ORACIÓN FINAL
Padre, que tu Espíritu Santo nos dé la sabiduría para comprender que desde el misterio pascual de Jesucristo nuestro Señor ha sido superado todo tipo de ofrecimiento de holocaustos; que vivamos para darte gloria con nuestras acciones en favor de la vida de los demás y de la justicia. Amén.
Complementa los ocho (8) pasos de la Lectio Divina adquiriendo el Misal Pan de la Palabra en:
- Librería Virtual San Pablo - Ver más...
- Librerías San Pablo - Ver más...
- Más información www.sanpablo.ec
- E-mail: servicioalcliente@sanpablo.ec
- WhatsAppSP