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Pan de la Palabra


11 Diciembre 2025

  • Feria o Memoria libre – Semana 2ª de Adviento
  • Morado
  • San Dámaso I.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 41, 13-20

“Yo, el Señor, te tengo asido por la diestra y yo mismo soy el que te ayuda. No temas, gusanito de Jacob, descendiente de Israel, que soy yo, dice el Señor, el que te ayuda; tu redentor es el Dios de Israel. Mira: te he convertido en rastrillo nuevo de dientes dobles; triturarás y pulverizarás los montes, convertirás en paja menuda las colinas. Las aventarás y se irán con el viento y el torbellino las dispersará. Tú, en cambio, te regocijarás en el Señor, te gloriarás en el Dios de Israel.

Los miserables y los pobres buscan agua, pero es en vano; tienen la lengua reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les daré una respuesta; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré que broten ríos en las cumbres áridas y fuentes en medio de los valles; transformaré el desierto en estanque y el yermo, en manantiales. Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; plantaré juncos en la estepa, cipreses, oyameles y olmos; para que todos vean y conozcan, adviertan y entiendan de una vez por todas, que es la mano del Señor la que hace esto, que es el Señor de Israel quien lo crea”. 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 144

R. Bueno es el Señor para con todos.

• Dios y rey mío, yo te alabaré, / bendeciré tu nombre siempre y para siempre. / Bueno es el Señor para con todos / y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.

• Que te alaben, Señor, todas tus obras / y que todos tus fieles te bendigan. / Que proclamen la gloria de tu reino / y den a conocer tus maravillas. R/.

• Que muestren a los hombres tus proezas, / el esplendor y la gloria de tu reino. / Tu reino, Señor, es para siempre / y tu imperio, por todas las generaciones.R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 11-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: “Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos, es todavía más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos exige esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y la ley profetizaron, hasta Juan; y si quieren creerlo, él es Elías, el que habría de venir. El que tenga oídos que oiga”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

HALLEN MEDITANDO

Hoy el profeta Isaías presenta el señorío de Dios sobre los avatares del pueblo de Israel. Dios se interesa por los que caminan con Él, se empeña intensamente en proponer una nueva creación para el creyente: “Yo, el Señor tu Dios, te tomo por la diestra” (v. 13). Dios elige al pueblo como su propiedad (Dt 7, 6: “A ti te ha elegido para que seas, de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra, el pueblo de su propiedad”) y el pueblo aprende a portarse como un siervo perdonado y salvado delante del Señor (Is 44, 1-5). La elección divina implica el auxilio que aparece bajo el imperativo “no temas” (v. 14). Esta expresión rememora el diálogo entre Ajaz e Isaías (Is 7, 4).

Según el profeta, quien no se afirma en el Señor, vacilará y, por tanto, tendrá temor. El texto de Is 41, 13-20 evoca una voz de esperanza e ilustra al creyente en una constante búsqueda del Señor. En este sentido, el lenguaje metafórico que usa el profeta designa la transformación gracias a la intervención divina. Al finalizar, el texto de Isaías presenta la figura de los “pobres” y “humildes” para identificar a quienes carecen de influencia social. Incluso, ellos aparecen como los sedientos (v. 17) y el Señor desborda su ternura para protegerlos: “Yo, Dios de Israel, no los desampararé”.

El clamor de los humildes alcanza los oídos de Dios, quien dedica todas sus fuerzas para transmitir su acción salvadora. Si en el Antiguo Testamento la grandeza de Dios es la que interviene para salvar, en el Nuevo Testamento su grandeza se hace pequeñez. Así lo presenta el Evangelio de Mateo en este día al precisar que “no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él” (v. 11).

Esta afirmación presenta, en realidad, a Jesús como el menor, el humilde, el pequeño y defiende la grandeza como el servicio y no como la dominación (Mt 18, 4). Jesús se hace pequeño para mostrar el reinado de Dios, aunque este provoque resistencia. De alguna manera, el evangelio está mostrando la importancia de renunciar al bienestar propio a fin de favorecer las ovejas débiles (Ez 34, 3-4).

San Mateo establece una conexión entre Juan Bautista, el Reino de Dios y el rechazo violento. Las palabras: “todos los profetas, lo mismo que la Ley” (v. 13) evocan el Antiguo Testamento para evidenciar la conexión de la historia de la salvación que se cumple en Jesús (Mt 5, 17). Ahora bien, el evangelista no se opone la figura del Bautista, pretende, en cambio, indicar que el tiempo de los profetas dio paso a la dinámica de la salvación y de la plenitud. Con el verbo “venir” (mellō), el evangelista advierte de la función salvífica que acontece en Jesús como Mesías. Tanto el Bautista como Jesús son presencia del Reino de Dios. Juan como precursor y Jesús como el Mesías esperado (Mt 3, 2; 4, 17).

LLAMEN ORANDO

La vida está llena de momentos de temor e incertidumbre; ellos, en ocasiones, desdibujan el rostro de Dios que el creyente puede tener en su mente, en su alma o en su corazón. De aquí que la exhortación del profeta Isaías a no temer sea tan importante en este momento del camino de la fe.

No menos importante es la imagen de caminar de la mano de Dios, más que por iniciativa personal, por el querer divino. Acercarme a la liturgia de la Palabra hoy, me conduce a pensar que muchas veces me quedo en el lamento, la oscuridad o la tristeza ignorando la presencia del Señor en cada paso de mi vida.

Hoy entiendo que no es solo el hecho de vivir la ley o recordar la historia, sino hacer de mi historia un acontecimiento salvífico del Señor. Mi compromiso será poderme hacer pequeño y entender que estoy en la vida para mostrar la bondad divina y nunca para ubicarme sobre ella.

 

LES ABRIRÁN CONTEMPLANDO

Señor Jesús, toma mi mano y no te canses de mí. Muchos momentos de mi vida están marcados por la violencia de mis gestos y palabras; aun así, deseo hacer parte de tu Reino y comprender que vienes una vez más para recordarme la abundancia de tu amor.Amén.

 

 


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