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Pan de la Palabra


12 Diciembre 2025

  • Fiesta – Oficio de la Fiesta
  • Blanco
  • Nuestra Señora de Guadalupe.

PRIMERA LECTURA

Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 24, 23-31

Yo soy como una vid de fragantes hojas y mis flores son producto de gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor, del temor, del conocimiento y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad, toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis frutos. Porque mis palabras son más dulces que la miel y mi heredad, mejor que los panales. Los que me coman seguirán teniendo hambre de mí, los que me beban seguirán teniendo sed de mí; los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse y los que se dejan guiar por mí no pecarán. Los que me honran tendrán una vida eterna.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 66

R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.

• Ten piedad de nosotros y bendícenos; / vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. / Que conozca la tierra tu bondad / y los pueblos tu obra salvadora. R/.

• Las naciones con júbilo te canten, / porque juzgas al mundo con justicia; / con equidad tú juzgas a los pueblos / y riges en la tierra a las naciones. R/.

• Que te alaben, Señor, todos los pueblos, / que los pueblos te aclamen todos juntos. / Que nos bendiga Dios / y que le rinda honor el mundo entero. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto esta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

HALLEN MEDITANDO

En esta fiesta de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe recordamos la profecía de Isaías sobre la señal del Emmanuel. El texto inicia presentando el error de Ajaz, quien deposita su confianza en Asiria y abandona el consejo del profeta. De alguna manera, los primeros tres versículos muestran al monarca que rechaza la ayuda divina y deja en evidencia la decisión soberbia bajo una excusa disfrazada de falsa piedad y que evoca una frase de Moisés (Dt 6, 16: “No tentarán al Señor su Dios”).

Ante la postura de Ajaz, Isaías interviene con la expresión “casa de David” (v. 13) para recordar la alianza pactada entre Dios y David; alianza que, por cierto, Ajaz estaba dejando de lado. Esta parte del texto prepara la afirmación central: “El Señor mismo va a darles una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (v. 14). El término “doncella” (‘almâ) posiblemente señala a la esposa joven del rey que dará a luz al hijo esperado aun cuando él esté distanciado de la gracia divina.

De hecho, el nombre “Emmanuel” es un símbolo profético para hablar de la presencia de Dios en medio del pueblo. Dios otorga seguridad, da sentido al camino de la fe y le permite al pueblo volver a la alianza. Por otra parte, la liturgia de hoy presenta la visita de María a su prima Isabel bajo dos momentos: el inicio de un camino hacia Judea y el elogio de Isabel a María. En el primer momento, Lucas utiliza el verbo “ponerse en pie” (anistēmi) para resaltar el inicio de una acción importante de María.

Ella va a prisa a la región montañosa. En el segundo momento, la acción del Espíritu llena a Isabel de gozo y regocijo. Lucas presenta un detalle interesante en las palabras “Exclamó a gritos” (anaphōneō). Se trata la forma que usa el autor para resaltar la importancia del momento. Junto a este término, el verbo “bendecir” (eulogeō) confirma la acción de Dios que es reconocida por Isabel sin que ella estuviera presente en el momento de la anunciación.

LLAMEN ORANDO

La “prisa de María” para subir a la montaña evoca el camino que recorría Juan Diego por el Tepeyac. María e Isabel reflejan el plan de Dios no solo por el mensaje del ángel, sino también por la confirmación entusiasta que ambas tienen en su encuentro. Juan Diego refleja la sencillez de la presencia divina. La liturgia de la Palabra de este día me hace pensar en la voluntad de Dios que se verifica en situaciones humanas tan sencillas y comunes. Más aún, el texto me hace decir que necesitamos ponernos en camino para encontrarnos con aquellos testigos del amor de Dios. Dios abraza con nuestros brazos. María e Isabel son el gozo de Dios; ellas nos invitan a saber reconocer en la persona que está a nuestro lado la sonrisa, la ternura y la alegría de Dios.

 

LES ABRIRÁN CONTEMPLANDO

Señor, que, a través de tu madre en esta advocación de la Virgen de Guadalupe, nosotros encontremos el camino para llegar a ti. Aumenta nuestra fe y la disposición para saber acoger tu presencia en nuestra vida. A ti, María, te pedimos que nos presentes ante tu Hijo como ofrenda de tus manos.Amén.

 

 


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