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Pan de la Palabra


22 Diciembre 2025

  • Feria Privilegiada – Semana 4ª de Adviento
  • Morado
  • Santa Francisca Javier Cabrini.

PRIMERA LECTURA

Del Primer libro de Samuel 1, 24-28

En aquellos días, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino. Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: “Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Este es el niño que yo le pedía al Señor y que Él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida”. Y adoraron al Señor.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 1S 2, 1.4-8

R.Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

• Mi corazón se alegra en el Señor, / en Dios me siento yo fuerte y seguro. / Ya puedo responder a mis contrarios, / pues eres tú, Señor, el que me ayuda. R/.

• El arco de los fuertes se ha quebrado, / los débiles se ven de fuerza llenos. / Se ponen a servir por un mendrugo / los antes satisfechos; / y sin tener que trabajar, / pueden saciar su hambre los hambrientos. / Siete veces da a luz la que era estéril / y la fecunda ya dejó de serlo. R/.

• Da el Señor muerte y vida, / deja morir y salva de la tumba; / Él es quien empobrece y enriquece, / quien abate y encumbra. R/.

Él levanta del polvo al humillado, / al oprimido saca de su oprobio, / para hacerlo sentar entre los príncipes / en un trono glorioso. R/.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que le temen.

Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abrahán y a su descendencia, para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

 

 

LECTIO DIVINA

HALLEN MEDITANDO

San Lucas muestra a María proclamando en un canto la gloria de Dios; tal situación evoca a las mujeres del Antiguo Testamento que exaltaban con cánticos la presencia del Señor en sus vidas (1S 2, 1-11). En un primer momento aparece el verbo “alabar” (megalynō), con el cual María reconoce la grandeza de Dios. Junto al verbo, el evangelista presenta el “alma” (psychē) y el “espíritu” (pneuma) como la manera de ilustrar aspectos de la personalidad de María. Las palabras con las cuales se inicia este himno de gloria dan razón de una alegría externa constatable en el comportamiento de la Virgen Madre. Ante las palabras que anuncian la acción potente de Dios, la reacción de María es un grito de júbilo.

En él se describe la encarnación de Jesús con el término “salvación”. En el Evangelio de Lucas este no es el único himno, con características semejantes también está el Benedictus (Lc 1, 67-79) y el Nunc dimittis (Lc 2, 28-32) donde se canta la grandeza de Dios que no olvida la condición humilde y pobre de la humanidad. Cabe resaltar que uno de los temas propuestos en el canto de María es la humildad; se trata de una virtud. De hecho, Pr 16, 19 la pregona como un aspecto preferido por las personas y de grata presencia.

La humildad es parte esencial del creyente y se apoya en la identidad de Jesús que se presenta humilde y manso de corazón (Mt 11, 29). El evangelista le concede a María reconocerse “pequeña”, no porque ella sea de poca importancia, sino porque con su pequeñez resalta la confianza que Dios tiene al confiarle el cuidado de su Hijo. María hace parte de aquellos que temen a Dios (v. 50).

En esta ocasión no se trata de un miedo que bloquea el encuentro con su gracia, sino de una condición indispensable del humilde, de quien se sabe abajar para darle paso a Dios. En otras palabras, se trata de un temor que genera confianza en la fuerza divina, es un estado interior que la identifica como “esclava”, es decir, una mujer abandonada en las manos del Padre y bendecida por Él. El cántico de María pregona el estilo salvífico y la liberación de Dios de manera misericordiosa.

Esta es una característica del Dios de la alianza que viene en ayuda del débil e indefenso (Ex 34, 6). Lucas no nos habla de un sentimiento, sino de un atributo de Dios fundamentado en la fidelidad que Él tiene por el pueblo. Las palabras de María constatan la presencia del Dios de la historia y verifican que la generosidad divina permanece en la comunidad creyente. Con este himno, el evangelista articula en un lenguaje poético toda la historia de la salvación y presenta a María como una mujer que experimenta aquello que han vivido los padres de la fe. Este detalle actualiza la intervención de Dios en la historia, Él no solo actuó en el pasado, tampoco se detiene en la elección que hizo de María, sino que estará siempre en el futuro y en cada uno de sus hijos.

LLAMEN ORANDO

Estamos a dos días de celebrar la Navidad y el canto de María me llena de alegría y entusiasmo. Ella aparece como una mujer confiada, pequeña y a la vez fuerte, creyente, orante, alegre, con una certeza de Dios inquebrantable. Sus palabras seducen e invitan a entrar en este camino de la confianza y el abandono. María aparece como una mujer alegre y dispuesta a recibir con todo el amor de madre a su pequeño hijo, se dirige al Señor, pero también a la historia, recoge el pasado y nos deja un sabor a futuro. En ella se actualiza el seguimiento y la confianza del creyente. Como lo expresó el papa Pablo VI: “El tiempo de Navidad constituye una prolongada memoria de la maternidad divina, virginal, salvífica de Aquella ‘cuya virginidad intacta dio a este mundo un Salvador’” (Marialis cultus, 5). El evangelio de hoy motiva a ser parte de este proyecto de fe, a romper el miedo y querer cantar junto a María la extraordinaria gracia de Dios que hoy se encarna en cada uno de nosotros.

LES ABRIRÁN CONTEMPLANDO

Madre María, ayúdame a aceptar con amor mi historia y mi vida. Hoy quiero proponerme alcanzar el gozo de la fe y abrirme a la misericordia de tu Hijo Jesús. Que de tu mano pueda superar las dificultades y cantar contigo las bondades del Señor.Amén.

 

 


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