PRIMERA LECTURA
Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 3, 3-7.14-17
El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre la prole. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre. Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre. Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se debilite, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 127
R.Dichoso el que teme al Señor.
• Dichoso el que teme al Señor / y sigue sus caminos: / comerá del fruto de su trabajo, / será dichoso, le irá bien. R/.
• Su mujer, como vid fecunda, / en medio de su casa; / sus hijos, como renuevos de olivo, / alrededor de su mesa. R/.
• Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: / “Que el Señor te bendiga desde Sion, / que veas la prosperidad de Jerusalén / todos los días de tu vida”. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-15.19-23
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes.
Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño”.
Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno.
Palabra del Señor.
LECTIO DIVINA
HALLEN MEDITANDO
En este domingo celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Tres personajes bíblicos que llenan nuestra vida presente de fortaleza y confianza en el actuar divino. La liturgia de la Palabra nos invita a fijar los ojos en la forma como María, José y su Hijo respondieron al proyecto de Dios. En la primera lectura, el Eclesiástico rememora la promesa bíblica de la obediencia que deben tener los hijos con sus padres. No se trata de una vida subyugada, sino de un proceso abierto a la bendición (Sal 128, 3: “Tu esposa, como parra fecunda, dentro de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo, en torno a tu mesa”). El texto también presenta la invitación a convertirse en hijos temerosos de Dios que sirven a sus padres con bondad y, en ellos, alcanzan la bendición (v. 6).
En la parte final, el autor exhorta a cuidar fielmente a los padres que merecen respeto y bondad (Pr 19, 26). San Pablo, en la segunda lectura, exhorta a la comunidad de los colosenses a tener “entrañas de misericordia”. Detrás de este aspecto, el Apóstol alude al cuidado de las relaciones; de hecho, junto a la misericordia presenta la “bondad, humildad, mansedumbre y paciencia” (v. 12). Pablo, además, prioriza en el perdón que se convierte en una necesidad para el cuidado de las familias en nuestros días. El Evangelio de Mateo presenta a la Sagrada Familia en dos momentos.
El primero de ellos nos habla de la huida a Egipto (vv. 13-15); el segundo, en cambio, narra el regreso a Palestina (vv. 19-23). La partida hacia tierras lejanas expresa el carácter de dificultad que vive el núcleo familiar. Como en otro momento (Mt 1, 20), el ángel del Señor aparece para advertirle a José de la inminente partida con el fin de cuidar al niño de la ambición de Herodes. La comunicación del ángel está compuesta por una serie de verbos que indican la responsabilidad de José con los suyos. Todo inicia con la orden de levantarse (egeirō), un aspecto que moviliza al personaje bíblico para asumir de manera obediente el camino de la salvación.
Está, además, el verbo “huir” (pheugō), el cual confiere un clímax de amenaza y temor. Cabe notar que, para el contexto bíblico, Egipto es un país de exilio y, a la vez, el punto de partida del pueblo caminante hacia la libertad. El cuidado de la familia se constata en la postura obediente de José. Él aparece como el hombre “justo” que siempre cumple la voluntad de Dios. Si bien es cierto que el aspecto de la fuga obedece a una amenaza, también es cierto que en ella leemos un significado salvífico a la luz de la profecía de Os 11, 1: “Cuando Israel era niño, lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. En este sentido, para Mateo el carácter de persecución corresponde al cumplimiento del plan divino.
La segunda parte del evangelio anuncia la muerte de Herodes, lo cual constituye para la familia de José la oportunidad de poder retornar a su patria. No se trata de una iniciativa fundada en la razón humana, sino con la intervención divina: “El ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto” (v. 19). La palabra del ángel va dirigida de nuevo a José y le repite la misma orden que nos encontramos al inicio (v. 13), solo cambia la dirección del movimiento. El texto nos informa de un esquema de la obediencia que acerca la misión y hace posible la historia de la salvación. En efecto, la referencia a Nazaret deja abierta la articulación con el resto del evangelio donde contemplamos la plenitud del amor del Padre en su Hijo.
LLAMEN ORANDO
La fiesta de la Sagrada Familia es una ocasión importante para orar por nuestras familias y para preguntarnos sobre aquello que estamos haciendo en su bien. Muchos hogares de nuestras culturas están siendo amenazados por la ausencia del diálogo y la comunicación. Más aún, muchas familias están siendo amenazadas por la ausencia de la fe y el olvido de Dios. Decía el papa Juan XXIII: “El secreto de la verdadera paz, de la mutua y permanente concordia, de la docilidad de los hijos, del florecimiento de las buenas costumbres está en la constante y generosa imitación de la amabilidad, modestia y mansedumbre de la familia de Nazaret” (Enero 1960). Las familias de hoy debemos prestar atención a la misión que Dios nos pide y, sobre todo, debemos imitar las virtudes de esta familia de Nazaret que nos une al plan de Dios.
LES ABRIRÁN CONTEMPLANDO
Jesús, María y José, después de este contacto con la Palabra de hoy deseo comprometerme a interiorizar mi papel dentro de mi familia. Como José y María estoy dispuesto a escuchar la Palabra del Señor y a obedecer a su plan de salvación.Amén.
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