¡Madre querida,
sé bienvenida a tu casa!
Enséñanos que Jesús está vivo,
para que lo sintamos vivo en medio de nosotros.
Enséñanos el lenguaje de la ternura.
¡Bienvenida seas, Madre!
Mira mi familia,
tú sabes bien de qué tiene necesidad.
Mira nuestra gente,
tú sabes bien adónde tienen que ir.
Mira mi corazón,
tú lo conoces mejor que yo.
¡Sé bienvenida!
Enséñame que Jesús está vivo,
que yo nunca piense
que Él está muerto para mí.
Madre, dame fuerzas,
dame ternura para ayudar a los otros.
Dame la paz del corazón.
¡Sé bienvenida a tu casa! Amén.