A partir de mi propia experiencia de vida,de la poesía y de otras fuentes, he intentado
expresar lo que quiere deciry lo que implica recibir el regalo de un nuevo
corazón. Incluso, he procurado transformar la oración en acciones concretas, aunque no
con mucho éxito. Pero tenemos un consuelo, porque el esfuerzo humano, por más signifi cativo
que sea, no es nada ante la promesa que nos hace el Señor: “Les daré un corazón nuevo”.
Sin duda alguna, esa es la promesa que impide que desfallezcamos.